Agenda latinoamericana

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Venezuela y la prensa
Editada por Richard Lapper, con notas de Jonathan Wheatley,
Hal Weitzman y el editor

La decisión del presidente Hugo Chávez, de no renovar la licencia para operar a Radio Caracas Televisión cuando llegue la hora en marzo, no es nada inesperado. Pero si ha destacado hasta dónde las instituciones del país han sido politizadas bajo su presidencia.

El supuesto apoyo del canal al golpe de 2002 y la huelga general de 2003, están en el centro de la disputa con Chávez, quien se siente suficientemente envalentonado, como es obvio, por su arrasadora victoria en las elecciones del mes pasado para tomar acciones radicales contras sus enemigos políticos. Pero si el gobierno siente que tiene un proceso legal ganado contra RCTV -podría alegar, por ejemplo, que el respaldo del canal a un golpe golpista equivale a traición-, debería conducir el caso por los canales adecuados.

RCTV niega las acusaciones y el menos debería contar con la oportunidad de responderlas ante un regulador independiente. Al actuar en la forma en que lo ha hecho (la decisión fue anunciada durante un discurso a soldados la semana pasada), Chávez ha creado la impresión muy fuerte de que está preparado para aplastar aquellos medios que apoyen a la oposición.

Reporteros sin Fronteras, la ONG radicada en París, expresó la semana pasada que la medida “viola el pluralismo editorial”. Podría ser descrito más gráficamente como una vendetta política. Por el bien de la democracia venezolana, Chávez tiene que ser más generoso con sus rivales.

Angustias fiscales de Brasil

El presidente Luiz Inacio Lula da Silva empezó su segundo periodo en el cargo con una declaración firme contra el populismo. Aún así, mientras el equipo económico prepara sus planes para atacar el problema identificado por el presidente como el más apremiante de Brasil -su baja tasa de crecimiento-, los analistas del mercado siguen preguntándose qué esperar en términos fiscales de la nueva administración.

En este respecto, el primer mandato no resultó estimulante. Aparte de un intento inicial de reformar las pensiones en 2003 (parte de lo cual todavía tiene que convertirse en ley), el gobierno saliente ha hecho poco por abordar algunos de los temas más difíciles, como la penosa carga de impuestos de Brasil. Sucesos recientes, como un incremento en el salario mensual mínimo nacional anunciado de R$350.00 a R$380.00, confirman que la tendencia reciente de incrementar el gasto corriente va a continuar.

Preocupante es que Luis Marinho, el ministro del Trabajo, anunciara el paquete salarial como una victoria sobre los ministros “ortodoxos” del equipo económico -Paulo Bernardo, ministro de Planificación, y Guido Mantega, ministro de Finanzas. Ambos ministros, quienes defendieron un incremento hasta US$367.00, ni siquiera fueron consultados.

Es admitido que el costo adicional -cerca de R$” millardos, o cerca de 0.1% del PIB, al gasto de 2007- no es inmanejable, pero es un movimiento en la dirección equivocada. Más recientemente, la decisión de Carlos Kawall, el secretario del Tesoro y un reconocido halcón fiscal, de renunciar poco después de Navidad, hará poco por calmar las preocupaciones de Wall Street, aunque Kawall ha negado que hubiera divisiones entre él y su jefe (Mantega), y que recalcara que dejó el cargo por motivos personales.

En todo caso, es algo que las agencias calificadoras del crédito -que parecen seguras de elevar a Brasil al grado de inversión en algún momento en 2007-, tendrán que vigilar de cerca.

Nadie podría cuestionar la mejoría de la balanza de pagos de Brasil en los últimos años. El país se encamina a un excedente comercial de US$45 millardos en 2006 y un excedente en la cuenta corriente de casi US$13 millardos.

Como destacara Lisa Schineller, de Standard & Poor´s, recientemente: “La deuda externa de Brasil, neta de activos líquidos, se calcula en 51% de los recibos de cuenta corriente en 2006 y 43% en 2007, inferior al 75% de 2005 y en una quinta parte de los niveles de 2000-2002.” Pero entonces, si la capacidad de un país de pagar sus deudas es todo lo que importa, ya Brasil debería tener un grado de inversión.

Sin embargo, todavía Lula da Silva tiene que demostrar que tiene la voluntad política de llegar a acuerdos con los problemas fiscales de Brasil, y al menos en ese frente, el país se queda corto del objetivo.

Ecuador decide no participar en la “guerra contra las drogas”

Ecuador ha tenido durante largo tiempo una tensa relación con Colombia. Quito se queja de que ha tenido que cargar con refugiados de la guerra de Bogotá con las guerrillas izquierdistas y que aún así no recibe ayuda de su vecino del norte por hacerlo. En diciembre, Ecuador retiró su embajador en protesta por el reinicio de Colombia de la fumigación aérea de la coca a lo largo de la frontera que comparten ambos países.

Con la llegada de Rafael Correa al poder el 15 de enero, las relaciones pudieran deteriorarse más. El hombre de izquierda dijo que desea cerrar la base militar estadounidense en Manta, y con eso opta por salirse de la “guerra contra las drogas” de Washington en la región. Esto lo enfrentará con Álvaro Uribe, el presidente colombiano, quien es además el colaborador más valioso de EEUU en la lucha anti-narcóticos.

Perú: es hora de actuar

La popularidad de Alan García ha ido cayendo de manera sostenida desde que ocupara el cargo en el verano, con tasas de aceptación en 52% en diciembre, del 64% que disfrutaba en agosto. La cifra sigue siendo respetable, pero refleja la visión extendida de que el gobierno de García todavía tiene que empezar a gobernar en serio. Hasta ahora, la presión política ha sido relativamente tibia. La oposición política ha sido débil y después de un año de dos vueltas electorales presidenciales y una contienda regional más, el país está fatigado con la política de los partidos.

Aún así, García debe ser cuidadoso y observar un aumento reciente en el número de manifestaciones en Lima y una sensación creciente de descontento -un sondeo de Datum International también mostró que la tasa de desaprobación de García subió de 20% a 35%.

Si su gobierno no actúa para demostrar que el “cambio responsable” que prometió es algo tangible, corre el riesgo de derrochar un valioso capital político. Un buen lugar para empezar sería expandir el suministro de agua potable para los más pobres, una promesa central de la campaña.

El 28 de enero, García llegará a los primeros seis meses en el cargo. Tiene que hacer mucho para probar que su segundo medio año será más productivo que el primero.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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