POR JONATHAN WHEATLEY, CORRESPONSAL EN BRASIL, CON NOTAS DE HAL WEITZMAN, JUDE WEBBER Y ANDY WEBB-VIDAL
Para cualquiera que esté siguiendo los acontecimientos en Bolivia desde que Evo Morales declarara triunfalmente la nacionalización de las reservas de gas del país, no causó sorpresa que la política parara en seco este mes.
La nacionalización -diseñada y calculada principalmente para satisfacer preocupaciones políticas internas-, fue un caso clásico de un gobierno que trata de echar a correr antes de que pueda caminar. YPFB, la compañía de energía boliviana pública, revivió recientemente de su estado moribundo prolongado, carece de fondos y experiencia técnica y no está en condiciones de dirigir una renovación en el segundo sector mayor de gas de América Latina.
Pero hay otro problema. El regulador de energía de Bolivia ha acusado a Jorge Alvarado, el presidente de firmar un contrato ilegal en junio para exportar petróleo crudo con descuento a Brasil, a cambio por diesel refinado. El regulador dice que el acuerdo no solo le costaría al Estado US$38,5 millones, sino que al autorizar una compañía intermediaria para exportar crudo, el señor Alvarado contravino el decreto de nacionalización, que establece que solo YPFB puede vender petróleo y gas.
La consecuencia ha sido una trifulca fea, con el señor Alvarado utilizando YPFB como vehículo para desatar una guerra personal contra el regulador, y éste alegando que el gobierno trató de aplastar su informe.
El señor Morales, quien en los primeros meses de su administración asumió un enfoque estricto de despide primero y pregunta después ante el menor indicio de corrupción, parece estar inseguro sobre cómo proceder. Ante las demandas de los senadores de la oposición de despedir al señor Alvarado, ha recurrido a atacar sus motivos y negar que alguno de su equipo vaya a perder el puesto.
Probablemente YPFB tenga razón en decir que necesitará una inyección de US$180.0 millones para continuar adelante con la nacionalización, pero antes de entregar un centavo adicional, el señor Morales debería asegurarse de que la compañía estatal cuente con un equipo de administración competente para saber cómo se va a usar el dinero.
Lo que se llevaron las ganancias extras
Ollanta Humala, el nacionalista radical que estuvo cerca de ganar la carrera presidencial de Perú este año, hizo estremecer a la comunidad internacional de mineros cuando prometió imponer un impuesto a las ganancias extras de los inversionistas extranjeros y reescribir los contratos vigentes. Por eso, los grandes mineros deben estar preguntándose ahora por qué celebraron con tanta intensidad cuando Alan García derrotó a Humala en la carrera presidencial -puesto que él también había prometido gravar un impuesto a las ganancias adicionales, cambiando con ello los acuerdos fiscales y alterando efectivamente los contratos por operaciones.
En las tres semanas que tiene en el cargo, el señor García ha suavizado algo, al decir que los pagos son contribuciones voluntarias, más que un impuesto, pero sean cuales sean los términos, sigue presionando a los inversionistas extranjeros para que le paguen más a la bolsa pública. Por supuesto, es una cuestión de grado y punto de vista, pero en un sentido importante el problema más grave con las inversiones en Perú se mantiene, al margen del resultado de las elecciones de junio.
Constantemente los analistas citan que el problema principal de Perú es al nivel local, más que nacional. Muchos inversionistas extranjeros, incluyendo BHP Billiton, Newmont y Monterrico Metals, una pequeña compañía de desarrollo de recursos naturales del Reino Unido, se convirtieron en blanco de las protestas durante el último año, obligándolas a suspender las operaciones o retirarse de los proyectos.
El predecesor del señor García, Alejandro Toledo, tenía el hábito de desmoronarse ante esas protestas. El nuevo presidente, quien en algunas áreas del país es probable que vea pronto caer su popularidad a los niveles de un solo dígito, que el señor Toledo disfrutó durante gran parte de su presidencia, haría bien en desarrollar una estrategia para lidiar le inquietud dirigida a las instalaciones de propiedad extranjera, antes de que vuelvan a empezar las protestas.
Argentina crece, pero la deuda sigue preocupando
El gobierno argentino anunció la semana pasada que la economía creció en 8.8% en el primer semestre, de acuerdo con cifras preliminares, y prometiendo noticias de cualquier medida, y una señal de que Argentina se dispone a cumplir con los pronósticos de los analistas de no menos de 7% de crecimiento este año. Felisa Miceli, ministra de Economía, está de un humor optimista, y pronostica exportaciones por US$45 millardos en 2006, superiores al nivel récord del año pasado, US$40 millardos.
Pero observe los números de la deuda y el panorama no se verá tan encantador. Ese fue el mensaje de Mauro Leos, analista principal de riesgo soberano de Moody´s Investor Service. Cinco años después de la devastadora caída financiera y a pesar de haber liquidado su deuda total de US$9,8 millardos al FMI en enero, los indicadores de la deuda argentina están peores que antes de la crisis, dijo en una conferencia en Buenos Aires.
Dijo que esperaba una relación deuda / producto interno bruto de 50%-60% este año, comparado con 48% antes de la crisis, que solo bajaría el año próximo a los niveles previos a la crisis. La relación deuda/ ingreso subió a 270% en 2005-06, comparado con 240% en 1999-2001.
La valoración de Leos no fue lúgubre del todo. Observó que la proporción de deuda en divisas casi se redujo a la mitad, reduciendo así la vulnerabilidad de fluctuaciones en la tasa de cambio. Pero dijo que sigue estando preocupado por Argentina, a pesar de la tasa rápida de crecimiento reciente, los altos precios de las materias primas y los excedentes de comercio y fiscal . De máxima preocupación son la falta de transparencia, falta de controles y balances institucionales y la influencia de consideraciones políticas sobre la política fiscal.
La señorita Miceli respondió que los profetas del fin dudan de los avances económicos del país y pronostican que la recuperación fue solo un poquito en el verano. Pero Argentina tiene que hacer muchas más cosas.
Venezuela desviaría petróleo a China
Hugo Chávez, el peripatético presidente de Venezuela -quien regresó recientemente de una gira mundial que lo llevó por Rusia, Bielorrusia, Irán, Vietnam y Mali, con paradas en Portugal, Qatar y Benin-, despega en otro viaje al exterior esta semana rumbo a China, Malasia y Angola.
El acto más importante de la cuarta visita del señor Chávez a China será firmar un acuerdo con el presidente Hu Jintao para la construcción de 18 super-tanqueros. Una vez construÍdos, Caracas espera que le permitan a Venezuela desviar una parte mucho mayor de sus exportaciones de petróleo de Estados unidos a China y, a cambio, aumentar el comecio bilateral con Pekín, que tuvo un valor de US$2,1 millardos el año pasado. Las exportaciones de petróleo venezolano a China han subido de 14,000 b/d en 2004 a 80,000 b/d el año pasado, y el señor Chávez ha dicho que su objetivo a corto plazo es enviar 300,000 b/d. Sin embargo, se presenta un problema a mediano plazo. Las refinerías de China no están configuradas para procesar el crudo pesado de Venezuela.
VERSION: IVAN PEREZ CARRION