Agenda latinoamericana

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La realidad a prueba
El real brasileño está corriendo de nuevo, al cambio de una altura de cinco años de R$2.15 por dólar el viernes pasado, una apreciación de 8.4% en el año hasta la fecha. Los flujos de comercio han potenciado la valuación del real durante los últimos tres años el excedente comercial fue US$44 millardos el año pasado y había llegado a US$3 millardos este año, el 3 de febrero, en la medida que lo ha hecho la avalancha de liquidez que entra en Brasil. Los canjes con tasas de interés a seis meses se negocian a 16.5% al año, y cerca de US$500 millones llueven cada día de las últimas semanas.

El real recibió un impulso doble la semana pasada. Primero fueron las noticias de que el gobierno estaba preparando un paquete de medidas para reducir los impuestos a las inversiones extranjeras en deuda pública interna y otros títulos. Después se corrió que el Tesoro había iniciado un programa para recomprar unos US$19,6 millardos en bonos soberanos de maduración más corta, incluyendo US$3,6 millardos de bonos Brady reestructurados.

Hubo alarma entre los exportadores, que temen con derecho que el boyante real afectará profundamente su competitividad. DE todas formas, ambas medidas merecen aplauso. Los recortes en impuestos traerán una nueva clase de inversionista a la deuda interna, ayudando a prolongar la maduración y a bajar las tasas de interés. Esto reducirá la presión en la tasa de cambio, mientras que la mayor disponibilidad de crédito debe impulsar la competitividad a largo plazo al estimular la inversión. La recompra de deuda soberana prolongará la maduración promedio y acercará a Brasil a una calificación de grado de inversión, otra garantía de un crédito más barato y abundante.

Los temores de que un real más fuerte afectarán el balance comercial hasta ahora han sido infundados, aunque algunos sectores en realidad están sintiendo los efectos.

Pero hay una razón más importante para darle una buena acogida a los acontecimientos.

Muchas compañías brasileñas están entre las más eficientes del mundo, pero su capacidad para competir se ve limitada por factores que están más allá de su control. Uno es la tasa de cambio. Otro es el pobre estado de la infraestructura brasileña, por no mencionar la burocracia, una judicatura enferma y un sistema de impuestos atrasado.

El manejo de la tasa de cambio sería fácil de arreglar. Más difícil de enfrentar es el cambio fundamental que enfrenta Brasil: continuar avanzando con las reformas estructurales, sobre todo, reducir el gasto innecesario, particularmente en los recargados sistemas de pensiones y la nómina del sector público, y dirigirlo a la infraestructura y otros motores del crecimiento. Cada vez más se reconoce que esas medias políticamente dolorosas ofrecen la única forma de avanzar. Al permitir que los influjos de moneda extranjera continúen sin disminuir, el gobierno reducirá su propia capacidad para seguir esquivando el asunto.

Deuda dominicana

El principal punto de la orden del día de una misión del Fondo Monetario Internacional que visitaría el lunes República Dominicana sería cómo reducir la deuda de US$4 millardos del Banco Central.

El Fondo tendrá que ser paciente. Desde su elección en 2004, el presidente Leonel Fernández ha hecho avances en la reestructuración de las obligaciones externas y poner bajo control el gasto público, aunque su centro-izquierdista Partido de la Liberación Dominicana carece de mayoría en la cámara baja y cuenta con un solo senador.

La complicada política del país implica que las negociaciones sobre el presupuesto de este año se hayan dilatado; el Senado no lo aprobó el viernes pasado. El Congreso, que entra en receso el miércoles, solo ha aprobado acuerdos de reestructuración de la deuda concertados hace algunos meses con acreedores privados y públicos.

Gran parte de la deuda del Banco Central se generó en 2003, cuando emitió certificados de depósito para rescatar clientes del Baninter y otras dos fallidas instituciones privadas. Y esto sigue siendo una carga pesada. El año pasado, el pago de los costos elevó el déficit fiscal anual de 0.4% a cerca de 3% del producto interno bruto. 

Funcionarios del gobierno hablan de la necesidad de reducir los subsidios a la energía y, gradualmente, generar un excedente fiscal. Sin embargo, organizar este plan va a tomar algún tiempo. En realidad, no se hará nada antes de mayo, fecha para la cual están programadas las elecciones legislativas. El señor Fernández espera fortalecer su posición en el Congreso. Las encuestas privadas indican que el partido de gobierno pudiera incrementar su representación en el Senado entre 13 y 16 asientos, lo cual llevaría al señor Fernández cerca de una mayoría numérica. Por lo tanto, no es todavía el momento para ajustarse los cinturones.

Incertidumbre en Costa Rica

Rara vez la historia de Costa Rica su futuro político t económico ha sido tan incierto. ¿Se inclinará a la izquierda, como parece estar haciendo gran parte de América Latina? ¿O adoptará un perfil más de centro-derecha, como espera desesperadamente el mercado? Hasta que los árbitros electorales concluyan el conteo manual de los votos, después de una elección presidencial extraordinariamente tensa,, nadie lo sabrá.

Sin embargo, hay dos cosas claras

La primera es que los costarricenses se están volviendo apáticos hacia sus políticos y partidos. El índice de abstención la semana pasada superó el 35% -el más elevado en la memoria viva y casi el doble de hace unos pocos años. Ese desencanto tan rápido sería una señal de preocupación para cualquier democracia. Sin embargo, es particularmente perturbadora en Costa Rica, cuya vitalidad económica y política ha hecho tanto por afirmar la estabilidad en una región volátil.

La otra es que Costa Rica enfrenta una amenaza real de tranque político. Oscar Arias, ganador del premio Nobel de la Paz, se postuló por una plataforma de centro-derecha. Otón Solís, su rival principal, tiene un programa firme de izquierda. Casi el único terreno común entre ambos es un plan para subir los impuestos. Sobre todo lo demás están en desacuerdo. Cuando ningún partido domina la asamblea legislativa de 57 escaños, a cualquiera le resultará muy difícil lograr algo.

Un obvio perdedor de todo esta situación pudiera ser el CAFTA-DR, el Acuerdo de Libre Coemrcio de América Central y República Dominicana. Las legislaturas de todos los países, menos Costa Rica ya ratificaron el tratado. Si el Partido de Acción Ciudadana (PAC) del señor Solís rechaza el acuerdo, como ha dicho con vehemencia hasta ahora, existe el peligro de que Costa Rica se quedara rezagada.

CEMEX

Pueden esperarse buenas noticias de CEMEX, y posiblemente, hasta una corrida en el precio de sus acciones.

El jueves pasado, el principal productor de cemento de México y el mayor productor del mundo de una mezcla lista celebrará su reunión anual de inversionistas en Londres. Dicen los analistas que la locación elegida indica el enfoque del encuentro: en 2004, la compañía compró RMC, el fabricante de cemento británico, y los inversionistas están deseosos de saber cómo avanza la integración. Lo más probable es que vaya bien. CEMEX opera en más de 50 países y ha resultado ser un maestro en darle un vuelco a compañías con pérdidas y concebir sinergias importantes mediante la integración.

El año pasado, Lorenzo Zambrano, jefe ejecutivo de CEMEX, dijo al FT que esperaba duplicar, casi, los US$200 millones en sinergias que la compañía pronosticó que saldrían de la compra. La reunión de esta semana puede revelar si la compañía está en camino de cumplir esos objetivos.

VERSION IVAN PEREZ CARRION

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