AGENDA LATINOAMERICANA
Chávez, Castro y los no alineados

<P>AGENDA LATINOAMERICANA<BR>Chávez, Castro y los no alineados</P>

Editada por Richard Lapper con notas del editor, Adam Thomson, Jonathan Wheatley y Benedict Mander
Los vínculos entre el presidente de Cuba, Fidel Castro y el presidente venezolano Hugo Chávez, se han vuelto cada vez más evidentes en las semanas que siguen a la hospitalización del líder cubano, hace algo más de un mes.

El señor Chávez ha estado junto al lecho del líder cubano en tres ocasiones diferentes. Y el venezolano regresará a La Habana esta semana para asistir a la decimocuarta cumbre del movimiento no-alineado. Será un participante entusiasta en la campaña cubana por ganar respaldo para sus feroces objetivos geopolíticos norteamericanos, cuya dureza puede -de acuerdo con este crítico que admite ser parcial-, hasta conmocionar a los políticos complacientes en Washington y, en general, de Occidente.

Sin embargo, para cualquiera que haya estado observando al señor Chávez las últimas semanas, el anti-norteamericanismo, sin importar cuán extremo resulte, no causará sorpresa alguna. Después de todo, el líder venezolano ha estado haciendo disparos ocasionales al presidente George W. Bush, y haciendo causa común con sus enemigos, en cada oportunidad que se le ha presentado durante los dos recientes viajes internacionales que lo han llevado a capitales en Asia, África y el Oriente Medio.

Más interesante será ver hasta donde el más amplio grupo no-alineado -cuyos miembros de América Latina incluyen países moderados, pro-norteamericanos como Colombia, Guatemala, Honduras y República Dominicana, se sitúan detrás de los señores Castro y Chávez. Mientras tanto, en Venezuela el tema clave será cómo juega el frenético despliegue internacional del señor Chávez.

Al menos existe la posibilidad de que las elecciones de diciembre pudieran ser más competitivas, ahora que la oposición eligió respaldar un candidato único por consenso, Manuel Rosales, el gobernador del estado de Zulia. Realmente, las encuestas revelan que el señor Chávez sigue siendo popular, con tasas entre 47%-48%, de acuerdo con un sondeo reciente. Pero los analistas venezolanos atribuyen esto a las generosas políticas sociales del señor Chávez, más que a sus aventuras internacionales.

Los dos presidentes de México

Finalmente, México tiene un presidente electo. ¿O es que tiene dos? Andrés Manuel López Obrador, el derrotado candidato de la izquierda en las elecciones presidenciales de julio, prometió no reconocer la victoria del centro-derechista Felipe Calderón, a quien el tribunal electoral del país ratificó la semana pasada.

Por el contrario, el señor López Obrador indicó que le hará la vida imposible al señor Calderón, y que no reconocerá las instituciones del país. El primer paso en su estrategia es su promesa de auto-proclamarse jefe de un “gobierno alternativo” el 16 de septiembre, el “Día de la Independencia de México”. Incluso ha estado coqueteando con la idea de redactar una nueva Constitución “para su pueblo”.

A primera vista, todo esto parece amenazador para el señor Calderón, mientras trata de sanar las heridas infligidas por una elección amarga, que ha dividido al país. Pero la realidad pudiera ser mucho menos perturbadora.

El problema del plan del señor López Obrador es que no tiene fin a la vista. La resistencia política, según las líneas que sigue el señor López Obrador, inevitablemente desgasta el respaldo con el tiempo: los militantes de izquierda incluso lo admitieron en una entrevista reciente con el Financial Times.

Sin un objetivo o premio específico en el horizonte, es probable que muchas de las personas que ahora respaldan al señor López Obrador con tanta vehemencia, más tarde o más temprano, comprenderán que es más productivo reagruparse para la próxima campaña.

También es probable que muchos miembros del Partido de la Revolución Democrática (PAN), que hasta ahora lo había respaldado incondicionalmente, quiera utilizar el espacio político que ganaron en las elecciones para extender más la agenda política y social del partido.

Eso implicará no solo reconocer las instituciones del país, sino forjar alianzas, o negociar acuerdos en la legislatura con al Partido de Acción Nacional (PAN), del señor Calderón. En este contexto, el señor López Obrador hasta pudiera llegar a verse echado a un lado.

Resurge Correa

Durante la mayor parte de los últimos doce meses los intentos de Rafael Correa de ganar la presidencia de Ecuador parecía destinada al fracaso. El señor Correa, un observador político, cuya breve actuación como ministro de Finanzas resultó marcadamente fallida el año pasado, carece del respaldo de un partido establecido y no logró las cifras de dos dígitos en las elecciones tempranas de las votaciones del mes próximo.

Sin embargo, los comentarios en Quito son que el señor Correa -un aliado cercano del presidente venezolano Hugo Chávez-, es el hombre a tener en cuenta en la contienda del 15 de octubre. Con encuestas que muestran un respaldo alrededor del 14%, el ex profesor universitario sigue los pasos del señor León Roldós, de centro-derecha y Cynthia Viteri, del derechista social-cristiano. Pero a diferencia de sus rivales, el señor Correa está ganando terreno.

Esto parece deberse, principalmente, al hecho de que muchos electores están enfermos con las élites políticas establecidas que representan el señor Roldós y la señorita Viteri. Los legisladores que buscan la reelección lograrán solo 14% de los votos, con la gran mayoría de los ecuatorianos, o bien indecisos, o totalmente ignorantes de las elecciones, de acuerdo con un sondeo reciente de Cedatos/Gallup International.

Una victoria del señor Correa deberá generar algo más que un interés pasajero en Washington. De acuerdo con un columnista de Hoy Online, de Ecuador, cuando Correa dice que cerrará la base militar de Manta, quiere decir eso, precisamente. “No está posando para la campaña. Él es tal como parece: radical, arrogante, intolerante -todas las características que tienden a seducir al electorado”.

Brasil simplifica

Una vez más, el informe anual “Doing Business del Banco Mundial/IFC, ha clasificado a Brasil como uno de los entornos menos acogedores del mundo en cuanto al tiempo que toma, los costos incurridos y la burocracia a superar para establecer y operar una compañía. Por eso, es una buena noticia que la cámara baja del Congreso brasileño haya aprobado -después de solo dos años de deliberaciones-, un proyecto de ley que simplifica considerablemente la burocracia y reducir impuestos para empresas pequeñas y medianas.

Entre otras medidas, la nueva ley debería ayudar a reducir la cantidad de tiempo que toma abrir una compañía de cerca de cinco meses a unas semanas. También le permitirá a las compañías pagar impuestos federales, estatales y municipales bajo un sistema simplificado, reduciendo no solo la burocracia, sino la cantidad a desembolsar. El sistema fiscal simplificado -conocido como “Supersimples”- se espera que atraiga entre 200,000 y 400,000 compañías del mercado informal hacia la economía formal, aportando ingresos para los sistemas de impuestos y seguridad social, y una serie de beneficios para los empleadores y sus empleados.

Todavía el proyecto de ley debe ser aprobado por el Senado, donde la Confederación Nacional de Industrias -que dirigió la campaña en el mundo empresarial, que respalda la nueva ley-, espera que se amplíe su alcance.

Para impulsar realmente el crecimiento, por supuesto, Brasil necesita medidas para reducir el gasto público, que enfrentará una oposición considerable, y no menos por parte del propio gobierno. Pero la nueva ley sigue siendo un paso muy bien recibido en la dirección correcta.

Argentina y Repsol

Aunque puede ser difícil de tragar, los rumores de que el gobierno de Argentina está considerando seriamente una re-nacionalización al estilo boliviano de la antigua compañía estatal de petróleo y gas YPF, la idea de una renovada participación del Estado en alguna forma no está tan traída por los pelos.

En verdad, Repsol YPF de España (que compró YPF por US$15 millardos en 1999), anunció en mayo que estaba considerando poner a flotar libremente hasta 20% de YPF en el mercado de valores local, cuando llegue el tiempo propicio, aunque entonces, tanto la administración de Repsol como funcionarios del gobierno argentino, negaron rumores de que el Estado estuviera realmente planeando tomar por la fuerza una participación mayoritaria.

Sin embargo, Christopher Ecclestone, de Buenos Aires Trust Company, indica en una nota de investigación reciente que al gobierno realmente le gustaría ver que la compañía estatal de energía ENARSA adquiriera una participación estratégica en YPF y que Repsol pudiera incluso llegar a entregar la totalidad de YPF.

El argumento resulta persuasivo, particularmente porque se beneficiarían muchos. El gobierno argentino ganaría un mayor control en su delicado sector energético (YPF produce 40% del petróleo argentino y 28% de su gas natural) en el que la producción de petróleo ha estado decayendo sostenidamente desde que Repsol adquirió YPF, al igual que las reservas, la exploración y el desarrollo, que ha sido mínimo.

También sería una oportunidad excelente para que los inversionistas de YPF, además de para la pequeña bolsa de valores de Argentina en su conjunto. El señor Ecclestone reconoce que Repsol YPF -con una proporción precio/ganancias de menos de 10 veces- es “demasiado barata”, y esa demanda haría subir la proporción precio/ganancia de una YPF registrada aparte en 50%, con inversionistas argentinos locales que no tendrían que compartir las mismas preocupaciones como los inversionistas más globales en compañías energéticas. YPF podría igualmente impulsar de manera masiva la capitalización del mercado de cambio y convertirse rápidamente en una de sus acciones más líquidas, rivalizando con Tenaris.

Un Repsol menos cargado pudiera incluso insuflar nueva vida en la compañía y su valuación. Sin embargo, libre de YPF, que constituye cerca de US$35 millardos de capitalización de mercado de Repsol YPF, y puede funcionar como un especie de píldora venenosa para compradores potenciales, que temen el riesgo argentino, Repsol también se convertiría en un objetivo de adquisición mucho más atractivo y factible. Eso podría apartar a la gerencia de Repsol de la idea, suponiendo, claro está,  que la decisión sea absolutamente suya.

VERSION: IVAN PEREZ CARRION

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