Agentes civilizadores

Agentes civilizadores

-Doctor Ubrique, los profesores universitarios europeos creen que es posible implantar en las comunidades el “germen psíquico” del amor a la verdad. Piensan que los hombres con educación superior podrían experimentar una transformación interior que los convierta en semi-santos, en “agentes civilizadores” ungidos de la gracia cultural: en batallones del cambio social. Sin embargo, no hay tal; aun en la Edad Media los santos eran poquísimos. Y vivían rodeados de energúmenos, a juzgar por las numerosas flagelaciones y martirios. ¿Cuántos santos murieron quemados? Expiraban en la hoguera con el aplauso de muchos de sus contemporáneos; no sólo con el de sus verdugos.

-En tiempos de Trujillo, como usted sabe bien, se cometieron en mi país toda clase de atropellos. Los cometían, principalmente, personas educadas. En algunos casos, se complacían en atormentar presos políticos atados a una silla. Las víctimas eran jóvenes ingenuos, cuyos únicos pecados consistían en “haberse ido de la lengua” en un comentario “contra el gobierno”. No sentían el más mínimo amor a la verdad; ni de manera natural, ni por efecto de la educación. -En todos los regímenes dictatoriales, sean de izquierda o de derecha, ocurren abusos, torturas, detenciones injustas. En Hungría, y en los países vecinos, hemos visto correr sangre en abundancia.

-Durante la Segunda Guerra Mundial, fue un honor; y después, igual. Las matanzas en una guerra se consideran sucesos normales; pero habría que agregar otras dos clases de matanzas: las que cometen las tropas invasoras; y las que resultan de las discordias internas en cada nación. -También nosotros conocemos esas dos situaciones; gracias a Dios no hemos vivido, directamente, los efectos de una guerra internacional. Aunque sí sabemos de la Guerra Fría.

-Parece que esas tensiones están a punto de concluir; primero los alemanes derribaron el muro de Berlín; dos años después se desintegró la Unión Soviética; ahora, hace unos días, hubo quinientos muertos en el bombardeo del Parlamento ruso. ¡Muchas cosas se arreglarán en los próximos años! Ya ve, Checoeslovaquia se ha dividido pacíficamente. ¡Un hombre íntegro trabaja ahora dentro del palacio de gobierno en Praga. -Esos lugares no los conozco, doctor; de Cuba, en realidad, he oído más de lo que he visto. (Ubres de novelastra; 2008).

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