Agradecimiento y derecho a réplica

Agradecimiento y derecho a réplica

 Nuestra eterna gratitud al señor Miguel Ángel Fornerín, no solo por mencionar a un querido familiar, Luis Julián Pérez, cuando dice en su artículo del 14-9-2013, en el periódico “Hoy”, «Los letrados y la nación dominicana» que: “al final de su vida, Manuel Arturo Peña Batlle le da un vuelco al nacionalismo dominicano … La carta a Mañach y la visita de Trujillo a España … Designa al haitiano individual y al Estado haitiano como enemigos de la patria … de ese discurso viene … el de Luis Julián Pérez”; nos hace recordar con suma añoranza a esa señera figura pública, más cuando se inserta una foto, cual si se tratara de un retrato hablado, de alguien fallecido en el año 1999.

¡Cuántas evocaciones se posesionaron de nuestra mente! Eso por un lado.

Por el otro, usted divide el nacionalismo cual si se tratara de la sal y el azúcar, de la verdad y la mentira; no amigo Fornerín, se es o no patriota, distinto fuera la escisión entre villano y héroe.

A nuestro humilde entender usted coloca en un mismo saco, cual si se tratara de las argollas de una cadena, a tres personajes distintos, con mentes y personalidades muy propias, parece desear poner en el mismo período 1916-1924 al año 1945, fecha en que inició su vida pública el Lic. Julián. La primera intervino Peña Batlle, en el segundo, el mencionado quien se oponía no a la entrada del bracero haitiano, sino al propósito de poderes fácticos foráneos de que la isla fuera única e indivisible. Como miembro prominente del Consejo Estatal del Azúcar resulta contradictorio el creer que estuviese reacio al ingreso de dichas personas a nuestra nación, comprendiendo, además, la negación del dominicano al corte de la caña.

Desconocemos si usted sabía que él también participó en la readquisición de empresas, bienes y servicios que estuvieron, por años, en manos extranjeras; así como en la creación del Banco de Reservas, fundado en el 1941 con siete sucursales que tenía, entonces, el Nacional City Bank, o en la formación del Banco Central y de la moneda nacional para erradicar el dólar o en la obtención de todas las tierras que pertenecieron a compañías extranjeras. Esos son trazos de un verdadero nacionalismo.

Ignoramos si se enteró que al presentarse un Embajador a señalarle lo que debía o no hacer, le indicó con la mano en dirección de la puerta, llamando a dos de sus ayudantes para que lo acompañaran a la salida, no fuera a perderse, aunque se encontrara a pulgadas de ella. ¿Ha averiguado usted de funcionario alguno que se haya atrevido, a semejante osadía, más, valentía?

Sus dotes de historiador rebasan sus escritos. Pero, ¿y el presente? Se nos prohíbe que entremos pollos, huevos, plásticos… por intereses mercuriales. Tienen más orgullo que nosotros, son más unidos. Encima de todo lo anterior expresa el desdoblamiento de la nacionalidad. No nos atreveríamos a mencionar denuncias de maltratos ante organismos internacionales, o las entradas incesantes al país, con y sin carnet; tampoco los 22 años de sometimiento. Mucho menos que a una Universidad donada le pusieran el nombre de un dictador conocido por actos de barbarie en contra nuestra, ni que hayan cerca de dos millones integrando nuestra población. Asimismo, que nos utilicen como trampolín para arribar a Puerto Rico.

Tememos se nos acuse de calumniador.  Sí podemos informarle que somos el país que más los ha ayudado, no únicamente permitiéndole que nos sustituyan en múltiples tareas u ofreciéndole nuestros hospitales de manera gratuita, sino facilitándole la entrada a las universidades nacionales donde ingresan y se forman por millares. Como van, vienen, nuestra existencia sin su concurso sería, básicamente, imposible.

Volviendo a nuestro familiar, él aprendió inglés y se “fajaba” a dialogar con cualquier ciudadano que dominara ese idioma “de tú a tú”, ¿se lo enseñarían en Harvard o Yale? No, lo aprendió con los cocolos. Igual el francés y el “patois”, pues su padre fue colono del Central Romana.

¿Es un pecado tener I.Q. elevado? ¿Ser patriota? ¿Ayudar a quien lo necesite? ¿Cuántos favores hizo? ¿Se sancionaría el ser integrante de las ligas contra la tuberculosis y el cáncer? Profesor de la UASD y miembro de las juntas de directores de la UNPHU y la Universidad del Este. No vamos a situarlo en la Comisión Nacional de Desarrollo y menos que fuera su Presidente.

¿ Qué clase de hombre es ese al que usted hace referencia?

Estimado señor Fornerín, ponemos a su disposición un libro que él nos dedicara: “La Democracia Nuestra”, con promesa de devolución hecha ante notario. Además de “Santo Domingo frente al destino” y otros más.

Lamentamos no poseer sus conocimientos en fechas y nombres. Lo menos que podemos es solicitarle que, por favor, estudie más a fondo la persona de la cual escribe, en particular sus antecedentes, trayectoria, creaciones, proyectos y demás cualidades que hacen a un ser humano sobresalir de entre la multitud.

Queda de usted, un doliente.

 

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