Exiliados cubanos que sufrieron los estragos del régimen castrista viven hoy en Miami la muerte del expresidente Fidel Castro con el sentimiento agridulce que supone estar en un ambiente de celebración y recordar las penurias que sufrieron y a los seres queridos que no pudieron vivir este momento.
Uno de ellos fue Michel Sánchez, preso nueve años en cárceles castristas, el cual contó a Efe que dio un salto de alegría al recibir este vienes por la noche una llamada de Cuba en la que le dieron la noticia. Como él también fueron apresados por “conspiración” dos de sus hermanos, que permanecieron encarcelados durante 12 y 18 años, y fueron fusilados varios familiares más. De todos ellos y del “dolor” que causó el régimen al pueblo cubano se acordó hoy Sánchez, aunque su mayor sentimiento estas horas es el de “esperanza” de que los Castro se “vayan” del poder de una forma definitiva.
Ese sentimiento de esperanza, ese deseo de una vida mejor, llevó al capitán de barco Carlos Bant a intentar salir de Cuba por de Marzo en tres ocasiones. En 1997 y 1998 fue interceptado por las autoridades estadounidenses, pero en 1999 logró alcanzar la costa y sus sueños. Aquellos años finales en la isla los recuerda como los “peores» de su vida, a lo que suma el sinsabor de que su padre, que murió en 2005, no tuvo la oportunidad de conocer la muerte de Fidel, que falleció este viernes, según anunció el presidente Raúl Castro en un mensaje televisado a la nación.
“Nos hubiéramos abrazado, nos hubiéramos dado un beso y hubiéramos brindado por este gran día. Ojalá hubiera tenido a mi padre al lado para disfrutar de este gran día”, dijo. El que sí brindó fue Sánchez, que tenía en la despensa un buen número de botellas de sidra para celebrar, aunque la gran mayoría se había “echado a perder” de todo el tiempo que llevaban guardadas a la espera de ser descorchadas, aunque alguna mantenía el gas suficiente para poder festejar.