Agresión visual exasperante

Agresión visual exasperante

No se ha abierto oficialmente la campaña electoral -cuando una serie de personas- que por supuesto se creen calificadas y en disposición de sacrificarse, tanto por los votantes como por el país, se han hecho dueños de postes del alumbrado eléctrico, árboles, muros, letreros indicativos para el tráfico vehicular, paredes, vehículos, tanto públicos como privados, y hasta de mensajes por teléfonos móviles, Internet, blogs, etcétera.

En este mare mágnum de meta mensajes y “afirmaciones”, se venden como los mejores, los más trabajadores, serios y hasta se auto señalan como los más capaces.  Es ridículo observar una serie de mangantes que en muchos casos han depredado el erario y cometido actos reñidos con la moral, sonreír en una foto arreglada por ordenador, por supuesto, con muchos años menos y venderse como un paladín de la democracia con un dechado de virtudes que ni sus respectivas madres se lo creen, mucho menos ellos o ellas, porque también hay unas atractivas candidatas que por méritos y bombos no se quedan atrás.

Si usted toma la autopista hacia el Cibao, de repente notará que el verdor y la arboleda que se encuentra en todo el trayecto, es roto por un afiche, cruza calle o cartelón de uno de estos risueños candidatos, donde se titulan: el senador; tu diputado o mi regidor.  Es increíble el número de aspirantes que tienen como meta una regiduría que hasta hace unos pocos años era un cargo honorífico.  Hoy, merced a la corruptela que prima en la política nuestra, un regidor puede obtener ganancias por más de medio millón de pesos mensuales dependiendo del ayuntamiento. Además, hay que agregarle los beneficios colaterales que se obtienen por votar a favor de una determinada causa o proyecto de infraestructura.  Lo peor del caso es que los legisladores quieren seguir aumentando el número de municipios para continuar el saqueo de los impuestos que pagan los contribuyentes para obras reproductivas y no para “botellas”.

Es necesario en consecuencia que las Cámaras Legislativas voten cuanto antes la Ley de Partidos Políticos para que se regule el gasto superfluo que significa derrochar millones de pesos en papeles y telas que luego van a parar a la basura.  Si los candidatos fuesen personas sensatas, en lugar de gastar ese dineral en promoción que no perdura, emprendieran obras que puedan tener un carácter permanente y que se les pueda recordar por ellas; como una escuela rural, clínica de primeros auxilios, donar ambulancias, carros de bomberos, útiles para los hospitales, medicinas y campañas sanitarias.  En fin, acciones u obras que pasen la etapa del “bandereo y caravaneo” que lo único que hacen es obstaculizar las calles y avenidas, dejando sólo suciedad, enormes tapones en el tráfico y uno que otro enfrentamiento y hasta accidentes fatales.

Nuestros “enganchados a políticos” deben entender, que las ciencias políticas se estudian y que no es cuestión de habilidad para engañar a los incautos.  Desgraciadamente estos son la mayoría y hasta que la población no alcance un grado de educación superior, los pelafustanes, farsantes y embaucadores tendrán cabida con cierto éxito en los procesos electorales.  Por eso, la Junta Central Electoral debe actuar con firmeza y ordenar a  los ayuntamientos que procedan a eliminar la totalidad de propaganda política hasta  que sea abierta formalmente la campaña electoral. Todo lo demás,  no es más que una embestida al medio ambiente y al deleite del  paisaje que en conjunto los ciudadanos tenemos derecho a disfrutar, sin que aparezca un esperpento que le arruine la jornada.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas