No es coincidencia, tres hechos recientes se entrecruzan y persiguen el mismo objetivo, que se permita inmigración abierta y desordenada de haitianos para luego pedir la unión de la Isla.
Me refiero, uno, a la interconexión ilegal del canal que construyeron los haitianos con nuestro río Dajabón, violando Tratados de 1929 y 1936; dos, pretensión de la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) de establecer un centro para haitianos en Punta Canal sin permiso previo del Gobierno dominicano, y tres, denuncia mentirosa de Amnistía Internacional de que violamos derechos humanos de los haitianos cuando deportamos los 250,000 ilegales en 2023.
A los tres se les peló el billete. El presidente Luis Abinader los frenó en seco. Con relación al primero, ordenó el agua se bombee a nuestro canal La Vigía desde antes de la interconexión ilegal de los haitianos, tendrán que abastecerse en el río Masacre cuando fluya desde el canal La Vigía.
Al segundo, informándole que nunca autorizará, ni el pueblo dominicano aceptará, un campo de refugiados de haitianos en nuestro territorio, y al tercero que el país no da mal trato a los haitianos por ser de raza negra, y que mantendrá la política de deportar a los ilegales.
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Los reportes anuales de Amnistía Internacional no tienen credibilidad, no se apoyan en investigaciones serias de campo rigurosa como es la norma, sino en hechos aislados, excepcionales y a partir de ahí generaliza, razón por la que no resisten análisis riguroso como es la norma. Mientras instituciones internacionales que nada tienen que esconder repiten trabajos de campo haciéndose acompañar de partes interesadas cuando sus informes son cuestionados, Amnistía Internacional no lo hace y prefiere pagar campañas en medios de comunicación tratando de imponer sus mentiras.
Para comprobarlo basta comparar sus cartas y notas de prensa de los últimos años, fundamentalmente dicen lo mismo, para solo citar un ejemplo, recordemos el caso de niños declarados tardíamente y papeles falsificados por sus padres haitianos, razón por la que la Junta Central Electoral no podía registrarlas, no obstante, en 2001, y como casos excepcionales, las registro, pero Amnistía internacional pago a costosos abogados de California para mantener el caso en la Corte Internacional de Justicia en Costa Rica y su campaña negativa a nivel mundial.
Gastos como ese tiran al suelo su versión de que, el grueso de recursos financieros que maneja, proviene de donaciones modestas de particulares anónimos, la realidad es que detrás están organizaciones internacionales, países y personas interesadas en unir la Isla, de hecho, el tema es parte de su objetivo estratégico, periodo 2022-2030.
Termino con esta nota histórica, el primer flujo migratorio haitiano se produjo luego de la independencia de 1844, aumenta en la década de 1870 con auge y desarrollo de la industria azucarera, y desde 1915 o antes, los haitianos entran de manera ilegal para internarse en campos azucareros y realizar corte, recolección y limpieza del dulce. Para el historiador Guy Alexandre (Pour Haiti, Por La Republique Dominicane. Imprimerie Brutus, Petion Ville Puerto Príncipe, Haití, 2013) la primera inmigración masiva de haitianos se produjo en la década de 1920, y como los dos países (Republica Dominicana de 1916 a 1924 y Haití desde 1915 a 1934) estaban ocupados por Estados Unidos, es mi interpretación, la intención de la potencia del norte fue dejar unida la Isla cuando la desocupara, no se produjo por razones históricas.