¿Agricultura feudal en América Latina?

¿Agricultura feudal en América Latina?

Según la FAO (Panorama de la Pobreza Rural, 2018), la agricultura sigue siendo central para las economías rurales de América Latina y el Caribe. Entre otros aportes, genera empleo y valor económico, y define muchos de los medios de vida de la población rural.
Entre estos medios de vida, destaca la agricultura de pequeña escala, la denominada agricultura familiar, que cultiva en pequeñas parcelas y utiliza como mano de obra la que aporta la propia familia. Se estima que hay alrededor de 15 millones de unidades productivas en esta categoría, y, a pesar de ser una fuente importante de producción de alimentos, dos tercios de los hogares enfrentan limitaciones severas para incrementar su productividad y rentabilidad.
En nuestra región, al igual que sucede en el resto del mundo, la mayoría de los pobres rurales son pequeños productores y productoras pertenecientes a la agricultura familiar, que sobreviven en territorios alejados de los principales centros urbanos, con vías de comunicación escasas y en mal estado.
Los más pobres de estos pobres rurales cultivan en tierras marginales, con suelos en pendiente y de mala calidad, y en ocasiones sin garantías jurídicas. Además de su actividad agrícola, habitualmente trabajan como peones para terceros. Otra característica de este grupo que sobrevive en condiciones de extrema pobreza es su escasa relación con el mercado.
El mercado, como punto de encuentro entre el productor y el consumidor, prácticamente no existe. Estos se identifican en la misma persona, el campesino, que es al mismo tiempo productor y consumidor, pues no tiene más incentivo para producir que lo que reclama su estómago… Hay, además, otra consecuencia nefasta: su incapacidad de resistir la crisis. Al no poder vender, tampoco está en condiciones de comprar, y una mala cosecha basta para causar el hambre y la necesidad de enajenar su hacienda en beneficio de un propietario más rico y fuerte.
Si el lector ha encontrado verosímil el párrafo anterior, es momento de desvelarle que ha sido copiado, literalmente, de un capítulo sobre la Italia feudal, extraído de “Historia de la Edad Media”, uno de los libros más reconocidos del italiano Indro Montanelli.
Para que la agricultura siga contribuyendo al desarrollo rural y nacional, y a la seguridad alimentaria de toda la población, hay que reducir las desigualdades entre los territorios, y comprender y fortalecer los diferentes medios de vida en la agricultura. Es un imperativo ético y político ayudar a revertir cualquier situación de injusticia, en cualquier época, en cualquier lugar.

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