La FAO y la CEPAL sostienen que millones de personas pueden caer en la pobreza extrema y el hambre este año en América Latina y el Caribe debido al impacto de la pandemia del COVID-19. Esto parece improbable que ocurra en la República Dominicana debido a que hay suficiente producción agrícola y pecuaria de una variedad de rubros que son básicos en la canasta familiar del país, del que las autoridades aseguran que aquí se produce más del 85% de los productos que consume la población. Lo cierto es que durante estos meses de la pandemia no ha faltado comida en el país. Al contrario, en algunos renglones, como pollo, huevos, cerdos, yuca, batata, vegetales y otros ha habido sobreproducción. Hay que recordar que el sector turístico está cerrado, el cual es un consumidor de esos productos. Un informe de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) explica que producto de la crisis provocada por la pandemia del COVID-19, la población en condiciones de pobreza extrema en América Latina y el Caribe podría llegar a 83,4 millones de personas en 2020, lo que implicaría un alza significativa en los niveles de hambre, debido a la dificultad que enfrentarán esas personas para acceder a los alimentos y la agricultura.
Evitar la crisis
Para eso, FAO y CEPAL proponen bono contra el hambre para la población vulnerable y crédito para los productores. “La gran tarea que tenemos por delante es impedir que la crisis sanitaria se transforme en una crisis alimentaria. Para eso proponemos complementar el Ingreso Básico de Emergencia con la entrega de un Bono Contra el Hambre (BCH)”, dijo Alicia Bárcena, secretaria ejecutiva de CEPAL. “En América Latina podemos tener un retroceso histórico en la lucha contra el hambre. Podemos perder lo que hemos logrado en 15 años en un par de meses. Millones de personas pueden caer en el hambre. Esa es la gravedad del problema actual”, explicó el representante regional de la FAO en Chile, Julio Berdegué. El Bono Contra el Hambre podría materializarse en la forma de transferencias monetarias, canastas o cupones de alimentos a toda la población en situación de pobreza extrema por un período de seis meses.