En el 2015, publiqué mi último libro titulado Política Agrícola, con el objetivo de presentar algunas ideas, para el diálogo y poder definir estrategias públicas y privadas, que permitan salir hacia adelante en el suministro de los alimentos y materias primas a la industria del país e incrementar las exportaciones a EE.UU. y a la Unión Europea, a fin de aprovechar los tratados comerciales del DR-CAFTA y la EPA.
La tenencia de la tierra es minifundista, porque el 96.4% de las empresas agropecuarias tienen menos de 500 tareas y solamente 3.6% de las fincas tienen sobre 500 tareas. Es decir, que propiedades grandes se tienen en la caña de azúcar y algunas fincas de ganadería bovina y cacao. Igualmente, en algunos invernaderos de los 8.5 millones de metros cuadrados, que hay en el país, tienen un tamaño empresarial, pero para tener una visión mejor, se necesita realizar el censo agropecuario, porque el último registro se hizo en 1998 y recientemente, la ONE hizo un pre-censo, con el cual se tiene una idea sobre la realidad del agro. Desde 1988 se viene diciendo que el IAD ha distribuido 10 millones de tareas a 100,000 agricultores y eso no es cierto. En 1998 la reforma agraria tenía 3.6 millones de tareas. Es tiempo de ir diciendo la verdad, porque en todos los cultivos, hay 17 millones de tareas.
El Presidente Medina ha prometido trabajar en la conservación del agua, pero el país está destruyendo los bosques, para producir carbón y exportar a Haití, USA, España, etc. y el Ministerio de Medio Ambiente apoya esas acciones destructivas de RD. Hasta una película sobre el tema se ha hecho y no hay reacción de las autoridades. De seguir la tala de árboles sin ningún control de parte de las autoridades y continúa el sistema de tierra arrasada, nos quedaremos sin agua y árboles, igual que Haití. En el país no hay conciencia en las autoridades, para proteger la naturaleza.
En las últimas tres décadas no se han construido canales de irrigación y tenemos 4.8 millones de tareas con riego, que están estancadas, con un mal uso de las aguas, donde se han cometido errores tan elementales de sembrar arroz en San Juan de la Maguana y la Línea Noroeste, que tienen tierras y microclimas especiales, para frutales e invernaderos de alta productividad; regiones que debería prohibirse la irrigación por inundación y solamente permitir sistemas de riegos por goteo y aspersores, por la gran escasez de agua. Es un error cultivar arroz, que es una planta semi-acuática. El arroz debería sembrarse en la cuenca hidrográfica Yuna-Camú, donde actualmente se cosecha el 60% de la producción arrocera del país.
Hay que trabajar en cambiar la mentalidad del agricultor y ganadero, para que piensen como empresarios y puedan producir bienes competitivos, para aumentar sus estándares de vida.