Agua

Agua

Con el agua potable está ocurriendo un proceso que debemos observar con mucha atención, que debemos tomar muy en cuenta y ponderar como un asunto de vida: cada vez hay menos y cada vez demandamos más.

Ese proceso, irreversible  y sobre el cual  poco control tenemos en parte  por causas naturales, nos obliga a analizar y ajustar continuamente nuestros patrones de uso y consumo de este bien de la naturaleza con una visión ahorrista, conservacionista y previsora.

La disponibilidad de agua potable en el mundo ha disminuido de forma exponencial durante el último medio siglo, mientras que la demanda ha crecido con el mismo  patrón matemático, dicen expertos en estas cuestiones.

La contaminación, la misma demanda, la desaparición de fuentes de abastecimiento, calentamiento global y otros factores determinan el comportamiento de la disponibilidad. El crecimiento poblacional, la existencia de cada vez más industrias, el dispendio y otras causas afines, determinan la presión de la demanda sobre la disponibilidad.

 II

En el caso particular nuestro, la depredación de los bosques y la contaminación han contribuido de manera dramática a disminuir nuestras disponibilidades de agua. Sumemos a eso la demanda creciente debido por un lado al aumento de  la población y por el otro al uso irracional y dispendioso, y veremos que en relativamente poco tiempo podríamos entrar en crisis de abastecimiento.

Las cortas crisis de abastecimiento debidas a problemas estacionales, como la sequía, podrían hacerse cada vez más largas agravadas por los efectos del calentamiento global.

 Cada vez hay más urbanizaciones en los cascos urbanos que demandan suministro de agua, pero las fuentes que abastecen a los acueductos no aumentan sus volúmenes con el mismo ritmo.

El crecimiento del turismo se suma a los factores de aumento de la demanda, probablemente de una manera más exigente que las urbanizaciones, por razones de calidad y acreditación de los servicios.

III

Lo anterior obliga a hacer proyecciones muy serias sobre el problema del agua y tomar medidas de previsión que permitan mejorar la racionalidad del uso del agua.

Las autoridades deberían trabajar seriamente en la revisión de las redes de distribución de agua para eliminar fugas y mejorar el servicio.

Más que eso, están en el deber de poner en marcha estrategias de ahorro en los hogares, que incluyan programas de orientación por los medios de comunicación y otras vías.

 Estos programas deberían orientar a las familias sobre el uso racional del agua y los medios de evitar fugas.

Hay que explorar y crear reservas de nuevas fuentes, y trabajar para disminuir de manera significativa la contaminación de los ríos en todo el país y evitar que desaparezcan por la extracción de materiales de sus cauces.

El problema del agua es que cada día disponemos de menos al mismo tiempo que demandamos más.

El instinto de supervivencia deberá decirnos lo que debemos hacer para que nos dure la poca agua que tenemos y que malgastamos de manera irresponsable, como si se tratase de un recurso inagotable o sustituible.

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