Una política sanitaria integral debe velar por la más amplia cobertura de servicios vitales como el suministro de agua potable a  los hogares. En el caso de nuestro país, la política sanitaria tiene entre sus flancos débiles el hecho de que solamente un promedio de  46.3% de los hogares cuenta con  instalación de agua potable en el interior, según consta en el IX Censo Nacional de Población y Vivienda 2010.

 Según el mismo censo, la cobertura de agua interna alcanza 53.7% en la zona urbana y apenas 24.4% en la zona rural. Sin que este dato conste en el censo, se puede afirmar sin temor a equivocación que la cobertura de electricidad en  los hogares es mucho más alta que la de agua potable.

Nuestra baja cobertura de agua potable en el interior de los hogares nos coloca en el lugar número 10 entre 11 países comparados en cuanto a este tipo de servicio. Es una situación que pone de manifiesto una debilidad en materia de servicios públicos vitales y, por consecuencia, un punto que debe ser atendido para fortalecer los programas de salubridad.  Las familias que no poseen agua dentro de sus hogares tienen que abastecerse de fuentes que no siempre garantizan la pureza del líquido, lo cual incrementa los riesgos de propagación de enfermedades. Mejorar los índices de cobertura interna de agua potable en los hogares debe ser una prioridad en los programas de prevención sanitaria del Estado.

Problema que exige solución

Desde el sismo que sacudió Haití el 12 de enero de 2010 a esta fecha la inmigración de haitianos en la República Dominicana se ha multiplicado hasta por cinco veces, tomando como referencia el año del terremoto. El dato consta en un estudio dado a conocer por Bridget Wooding, coordinadora del Observatorio Migrantes del Caribe, y los efectos de ese incremento de la inmigración pueden ser palpados en las vías públicas de las principales ciudades y en las zonas agrícolas.

Se trata de un problema que las autoridades dominicanas tienen que resolver con carácter de urgencia. La experta propone revisar las condiciones para el ingreso legal al país, pues a su juicio empeoran el problema. De nuevo insistimos en que la Comisión Mixta Bilateral debe sostener un intercambio más intenso y profundo para barajar posibles soluciones a este fuerte incremento de la inmigración haitiana.