Aguantan sol y lluvia con tal de sentirse cerca de sus enfermos

Aguantan sol y lluvia con tal de sentirse cerca de sus enfermos

La provincia Santo Domingo está incluido dentre de las provincias. Hoy/Pablo Matos .

Familiares de pacientes de covid-19 exigen más información y que provenga de los médicos

Aunque en el hospital Marcelino Vélez hay una amplia sala de espera, los familiares de pacientes con coronavirus se sientan en un muro que hay en el parqueo, detrás de la unidad de covid-19, y ahí aguantan sol, incomodidad y lluvia, pero es la única manera de soportar la incertidumbre que los domina, pues se sienten más cerca de sus parientes internos en el centro.

Pese a la guardia que realizan día y noche en el lugar, los familiares no obtienen mucha información de sus parientes y debido a la facilidad del contagio de covid-19 solo los ven cuando les dan de alta.

Abrumados por la desesperación estaban varios parientes de la paciente María Nieves García, pues llevaban 4 horas esperando algún tipo de información sobre su estado de salud. Su hijo, Julio García, expuso que tiene la duda de si la vacuna provocó que el martes su madre ingresara a la unidad de cuidados intensivo por covid-19, debido a que “ella no sale y en casa nadie tiene el virus”.

García se quejó de no tener una atención personalizada en el hospital con la que pueda plantear sus dudas a un médico. Reclamó que los doctores no les dan la cara en ningún momento, sino que envían a una enfermera o alguna seguridad del centro a dar las informaciones.

“Todo el que está aquí está preocupado por su pariente enfermo, así que un doctor debería decirnos el estado de nuestros familiares. Esta incertidumbre nadie la aguanta”, lamentó.
Por otro lado, la mayor preocupación de la señora Sila Soto es que su hermana Justina no está en una cama, sino que se encuentra hace varios días en una silla de la emergencia. Señaló que su hermana, de 57 años, se vacunó y tres días más tarde empezó a tener dolor de cuerpo y le diagnosticaron el virus, sin embargo, la información que le dieron en el centro es que su pariente está mejorando.

Mientras que Nauris Corniell prefiere lloviznarse en el muro mientras espera saber algo de su esposo Edward Serrata, de 43 años. Corniell narró que su esposo tiene 3 días interno y que se contagió trabajando como taxista. Sostuvo que Serrata no se ha vacunado pero que siempre utilizaba mascarilla.

En el hospital Francisco Moscoso Puello los familiares de los pacientes también esperan al aire libre, debajo de un árbol. Entre la muchedumbre del lugar la tristeza, confusión y preocupación es latente.
Con los ojos aguados, Juan Alberto Franco narró la odisea que ha pasado con su hijo Juan Antonio, de 29 años. Explicó que su pariente sufre de la enfermedad de Crohn, por lo que estaba interno en una clínica y le realizaron tres operaciones.

Pero el dinero de Franco se agotó y trasladó a su hijo al Moscoso Puello donde tras más de 15 días se infectó de covid-19, y ahora lo único que sabe de él es que su paciente “es de cuidado”, según le dijo una enfermera.

Mientras Franco explicaba su situación, en una ambulancia y con tanque de oxígeno conectado llegó una paciente cuyo sobrino indicó que en la madrugada ella dejó de respirar bien y no podía hablar. Informó que su tía tiene 65 años y que no está vacunada contra el coronavirus.

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