Es muy frecuente en nuestro país cuando hablamos de corrupción o de hacer las cosas con cierto grado de orden o eficiencia, encontrar la respuesta de que: “ah, no somos suizos”, como si tuviéramos una construcción mental que nos hace ver a los ciudadanos de esa nación como dotados de las mayores virtudes, las cuales no somos capaces de replicar, sin embargo, el reciente rescate del Credit Suisse revelo que en Suiza también hay ciudadanos de cuello blanco capaces de acciones violatorias de las leyes y además evadir las sanciones.
La Confederación Suiza es un país de Europa Central, sin salida al mar, con 41,285 km2, menor que la RD, y con una población de 8.8 millones de habitantes, es el cuarto país del mundo en término del PIB/percapita, puntero en innovación y competitividad y si bien conocemos esa nación por sus exquisitos chocolates y los relojes, lo cierto es que es un gran exportador de productos químicos, farmacéuticos, instrumentos musicales, maquinarias electrónicas; pero la mayoría de los empleos se localizan en el sector terciario como el financiero, seguros y transporte. Durante décadas el secreto bancario suizo era sacrosanto gracias a lo cual llegaban capitales de todo tipo y se desarrolló un vigoroso sector financiero.
Credit Suisse fue fundada en 1856 con sede en Zúrich, como banco ocupó la posición #39 a nivel mundial en termino de activos, con oficinas en 50 países y más de 47 mil empleados y cuando hace un par de semanas sus acciones se desplomaron 30% en un solo día obligó a las autoridades de esa nación a buscarle solución en un semana porque Credit Suisse es el tipo de banco sistémico “too big to fail”(“muy grande para fallar”).
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El segundo banco Suizo arrastró hace años una serie de escándalos. En 2014 fueron multados con US$2,200 millones por los EEUU acusado de facilitar evasión impositiva a clientes de esa nación, en 2022 resolvió otro litigio abierto en EEUU con el pago de US$495 millones por temas relativos a la crisis financiera de 2008.
En 2022 un consorcio de 47 medios de comunicación publicó una investigación conocida como “Suisse secrets” en el cual revelaron que el banco aceptó depósitos de personas vinculadas al crimen organizado y la corrupción; uno de los escándalos fue la vinculación a un blanqueo de capitales a una red búlgara que le costó una pequeña multa de 2 millones de Francos Suizos
Credit Suisse realizó pesimos negocios de inversión, como fue en la quebrada firma financiera britanica Greensill en 2021, donde había colocado en cuatro fondos la suma de US$10 mil millones y cuatro semanas más tarde el fondo estadounidense Archegos entró en una crisis de liquidez y Credit Suisse perdió US$5 mil millones. En ambos casos la Autoridad Suiza de los Mercados Financieros los acusó de haber “incumplido gravemente sus obligaciones prudenciales”.
A finales de 2022 Credit Suisse disponía de 1.3 billones de euros en activos, sin embargo, la mala gestión provocó pérdidas por 7,290 millones de euros; una serie de escándalos, de los cuales solo presento una muestra, una pésima gerencia e incumplimiento de las normas prudenciales llevaron a la adquisición por parte de USB, primer banco Suizo, y miles de millones de euros de las autoridades para evitar el riesgo sistémico. Ah, pero eran Suizos.