Ahogados en impuestos

Ahogados en impuestos

Si bien es cierto que el presupuesto de cualquier familia es absorbido, casi por completo, por el supermercado, no lo es menos que las empresas, pequeñas, medianas o grandes, tienen que ingeniárselas para poder sobrevivir ante la ola de  impuestos que tienen que enfrentar. Les vaya bien o les vaya mal.

Para que una empresa, de servicios o de lo que sea, pueda subsistir, no generar ganancia, que es harina de otro costal, tiene que alcanzar unos niveles de ingresos muy altos.

Entre la TSS (Tesorería de la Seguridad Social), INFOTEP (Instituto de Formación Tecnológica Profesional), ISR (Impuesto Sobre la Renta),  Anticipo (al Impuesto Sobre la Renta) ITBIS (Impuesto a la Transferencia de Bienes Industrializados), Impuesto Selectivo al Consumo, Impuesto por los Activos y otras cargas impositivas, los empresarios ya no navegan, más bien se ahogan en este mar donde han sido sumergidos. A este escenario se le suma la tarifa energética más cara que jamás hayamos pagado y un combustible costosísimo, imprescindible para alimentar la planta eléctrica, supuestamente de emergencia, con la que enfrentar los interminables apagones.

Además de la compra frecuente de camiones de agua para paliar la constante escasez del preciado liquido, un personal de seguridad para defendernos de los ya habituales atracos y robos a la propiedad privada. Esto, a su vez, obliga a pagar pólizas de seguros a compañías privadas para cubrir, en parte, esos eventuales robos. Luego de cubrir esas obligaciones tributarias ¿qué les queda a los empresarios? Y, si al menos, se viera retribuido lo que se paga en impuestos. Mientras, desde el gobierno, desenfrenados, dan rienda suelda a sus gastos.

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