Ahorro efectivo de energía

Ahorro efectivo de energía

LEANDRO GUZMÁN
El presidente Leonel Fernández, interpretando una preocupación generalizada, alertó recientemente a la población dominicana, comenzando por los funcionarios, sobre la necesidad de ahorrar energía, tanto en los hogares como en las oficinas públicas y empresas privadas. Su llamado en tal sentido se produce en momentos en que en forma incontrolada aumentan los precios del petróleo.

En su reciente visita a Venezuela, el presidente Fernández participó en la reactivación de la empresa Petrocaribe, que data de 1974 y que es una filial de propósitos especiales de la empresa Petróleos de Venezuela (PDVS) que comenzará sus nuevas operaciones disponiendo inmediatamente de capacidad de transporte suficiente para cubrir los compromisos de suministros. Esto significa que los fletes que resulten de estas operaciones se cobrarán al costo, lo cual representa un significativo ahorro para los países signatarios del presente Acuerdo. PDV Caribe garantizará una relación directa, sin intermediación, en el suministro, lo cual generará un ahorro adicional para los países consumidores del Caribe.

No obstante lo que significa ese ahorro de divisas al encargarse Venezuela del transporte del petróleo que nos vende financiado, eliminando a los intermediarios, el presidente Fernández llamó la atención sobre lo que se considera un “derroche” de energía entre amplios sectores dominicanos, razón por la cual apeló al ahorro, sin importar rangos económicos, políticos o sociales.

Es cierto lo que dice el presidente, pues uno de los problemas de nuestro país -y probablemente el más grave- es la falta de suficiente energía eléctrica para sustentar las necesidades de la población y para el desarrollo de la industria y las actividades productivas.

Esto se debe a la carestía del petróleo y la limitación de la generación.

En esta crisis todo el mundo habla de ahorrar energía y se dicen muchas cosas, pero todo limitado a generalidades y observaciones subjetivas. Falta realizar planes más definidos, prácticos y objetivos para conseguir este propósito. Un ahorro efectivo de energía solo se consigue instruyendo y enseñando directamente a la gente, sea con visitas a su empresa, casa o negocios o cuando menos organizando reuniones para manejar el consumo de electricidad con eficiencia.

Los discursos sobre ahorrar energía se pierden en el aire, porque pocos les hacen caso o no los captan. Si acaso la gente los acepta momentáneamente, no sabe los procedimientos específicos para efectuar el ahorro.

La mejor recomendación sería fijar a cada usuario un tope de consumo mensual, definido por su capacidad económica y los equipos eléctricos que posea, sin que se lesione sus necesidades básicas, ni el aparato productivo del país, que sin embargo estarían sujetos a restricciones sobre el derroche de energía.

Esta campaña de instrucción se iniciaría en una zona piloto para evaluar resultados y consistiría en realizar visitas a casas, industrias, negocios, oficinas, centros de diversión y, en general, a todos los puntos donde se consuma energía. La idea es que a sus representantes se les sugieran formar de ahorrar energía, lo que se traduciría en una disminución en sus gastos. En una palabra, hacerles pensar en función del dinero que gastan  por el derroche. Ese ahorro, aunque muchos no lo consideren así, significa mayor energía para otros consumidores que también la necesitan y a los cuales actualmente se les está dando apagones de hasta catorce y veinte horas.

Hay que enseñar al usuario a que aprenda a leer su medidor, para que pueda revisar contabilizar su consumo. Cuando ese usuario sepa que por derrochar energía tendrá que pagar más a la hora de cancelar su factura, es casi seguro que en lo adelante apagará televisores, aparatos de música y bombillos innecesariamente encendidos.

Cualquier campaña de instrucción que se ponga en práctica, debería tratar de convencer al usuario, en un acuerdo amistoso y de buena fe, de que si no se somete a pagar la factura de consumo, acorde con un tope de kilovatios-hora, lamentablemente se le suspenderá el suministro.

La ley debe ser aplicada con mayor rigurosidad a aquellos usuarios que nunca han pagado y a quienes no les importaría el sacrificio de ahorro al que se someterían los que realmente pagan, en beneficio del desarrollo de la Nación.

En consecuencia, ante la dura realidad que vive el país en cuanto se refiere a la falta de petróleo y el incremento anual de su factura, no hay más remedio que tomar medidas drásticas, dentro de la Ley, para superar una situación que amenaza la estabilidad democrática dominicana.

Los problemas de la energía eléctrica, durante todos estos últimos años, no se han resuelto no solamente por la falta de iniciativas y dinero, sino por la politiquería, al no reprimir a los que se roban la luz, comenzando por los barrios llamados “sectores populares”, sino también por gente poderosa que parecen estar por encima de la Ley. En el primer caso, los aspirantes a los principales cargos electivos tratan de no enajenar los votos de esos “sectores populares”. En el segundo caso, no quieren enfrentarse a quienes contribuyen con dinero para sus campañas electorales.

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