¿Ahorro o ilusión?

¿Ahorro o ilusión?

La Secretaría de Estado de Industria y Comercio ha divulgado estadísticas que indican que el consumo general de combustibles se redujo un 10.6% en el período enero-julio del presente año, en comparación con igual período del 2004. No se invocan causas de esta reducción, sino que se la presenta tal cual es.

Aunque todo ahorro de carburantes y energía debería ser visto como positivo, hay que cuidarse de la ilusión del falso ahorro.

Una cosa es que los dominicanos hayamos decidido reducir nuestro consumo de derivados del petróleo, y otra muy distinta es que factores de restricción económica, incluyendo producción de bienes y servicios, hayan ocasionado una contracción de la demanda de combustibles.

En las cifras suministradas por Industria y Comercio se observa que mientras disminuyó la demanda de los tipos de gasolina, aumentó la de gas licuado de petróleo. Una de las razones de este desplazamiento podría ser que es cada vez mayor el número de vehículos de motor adaptados para trabajar con gas licuado de petróleo, más barato y además subsidiado, en sustitución de una gasolina cada vez más cara.

–II–

Un detalle que no parece tener vínculos con la disminución del consumo de combustibles es el comportamiento del sector laboral. ¿Deberíamos asociar esta disminución al cierre de empresas de zona franca, que tan solo en el Cibao ha significado la supresión de 23,000 plazas de trabajo?

Ha habido, por otra parte, una restricción muy acentuada de circulante que, tal vez, podría influir en este aparente ahorro y en el comportamiento general de la demanda.

Un hecho cierto es que debemos ahorrar combustibles y las razones para hacerlo no escapan al conocimiento de nadie.

Los precios petroleros, cada vez más altos, no dejan otra alternativa.

Lo que no debe alegrarnos es que ahorros aparentes de combustibles sean, en realidad, no una decisión razonada de usuarios y consumidores.

Debemos cuidarnos de que no se trate de signos de desaceleración del empuje de la economía, o efectos de restricciones de algún tipo no necesariamente vinculadas con los precios de los crudos.

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Una tarea

El Gobierno debe tomarse el trabajo de analizar el desempeño del sector Salud. La impresión de gente que conoce las interioridades de los hospitales es que la carga pesada la llevan los médicos residentes y que no hay una supervisión adecuada del trabajo de los especialistas.

En medio de todo esto, que parece una injustificable distorsión, los pacientes son los que pagan un alto precio que se traduce en largas esperas para ser atendidos como debería ser. Es evidente que la maquinaria de Salud necesita algunos ajustes.

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