Ahorro y alternativas

Ahorro y alternativas

Los precios del petróleo han roto todas las “barreras sicológicas” trazadas por los analistas económicos, y da escalofríos imaginar lo que ocurrirá con las economías pequeñas si el barril de crudo llega a alcanzar, como parece ser la tendencia, la marca de los cien dólares.

La República Dominicana y otros países signatarios del Acuerdo  Petrocaribe, que es un híbrido de solidaridad regional y marketing geopolítico, tienen  garantías dadas por el Gobierno de Venezuela para mantener el abastecimiento de petróleo financiado a largo término y bajos intereses.

Esta garantía, sin embargo,  no debe desbordar nuestra euforia y mucho  menos apartarnos del contexto real del mercado petrolero y sus circunstancias geopolíticas y comerciales, ni llevarnos a subestimar la magnitud del compromiso que es Petrocaribe.

II

Ante el drama petrolero, consideramos de gran valor el anuncio hecho por el Gobierno, a través del licenciado Melanio Paredes, secretario de Industria y Comercio, en el sentido de poner en marcha un plan de ahorro de combustibles y energía.

En lo inmediato y aún amparados en  las bondades de Petrocaribe, necesitamos urgentemente disminuir la dependencia del petróleo como fuente de producción de energía motriz, térmica y eléctrica.

Deben diseñarse estrategias de ahorro real a escala nacional, oficial y privada, que no se limiten a la simple restricción de las horas de despacho de combustibles.

Paralelamente hay que acelerar la sustitución de gasolina, GLP y gasoil para transporte y electricidad. Etanol, gas natural, biodiesel,  generadores eólicos y fotovoltaicos  son parte de las alternativas a la vista, en auge en muchos países.

La revisión de la Ley de Hidrocarburos para modificar su texto o el reglamento de aplicación, que ha sido anunciada con reiteración por Industria y Comercio, debe contribuir no solo al abaratamiento de los carburantes, sino también a su ahorro. Hay en esta ley un componente fiscal que desborda lo racional, pues si bien alimenta los ingresos del Gobierno, por el otro lado penaliza bienes y servicios con costos insoportables,  obstaculiza el progreso y aporta a la pobreza.

III

En cuanto al Gobierno, su  responsabilidad no es solamente diseñar la estrategia de ahorro de combustibles y energía en coordinación con el sector privado.

Más que eso, le corresponde respetar al pie de la letra las pautas que determinen esa política de ahorro, algo que no parece haber hecho de manera consistente y palpable, y ganar la suficiente moral para hacer que otros las cumplan.

Su gran gestión debe estar encaminada a eliminar todo lo que signifique traba para el desarrollo de proyectos de generación eólica, producción de etanol y biodiesel, y los comprensibles resabios de quienes comercializan gas licuado de petróleo contra las inversiones para gas natural a gran escala

Tenemos que hacer ahora a brazo torcido algo que hemos debido hacer antes, voluntariamente,  como país sin petróleo.

Aún con su gran carga de marketing geopolítico, Petrocaribe es una gran muestra de solidaridad de parte del Gobierno de Venezuela. ¿Sustentable fuera del régimen del presidente Hugo Chávez? Eso habría que verlo y, más que eso, estar preparados, por si acaso.

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