Ahorro y disciplina

Ahorro y disciplina

Esta semana los editoriales de muchos medios y analistas de gran peso pedían al Gobierno ahorrar los recursos del Estado.

Hay una preocupación justificada ante el panorama difícil de la economía mundial y que afecta a la República Dominicana.

Las autoridades deben ser cautas.

Estos no son tiempos de consumo alegre, descuidado y abusivo. Nuestra nación no puede tener servidores caros y explotadores de lo que producimos con esfuerzos.

Pero esta petición no sólo debe aplicarse a los manejadores del poder.

Hay que hacer un llamado, también, a cada ciudadano y ciudadana para que administren con mucha prudencia lo que Dios les permite producir y generar  con esfuerzo y sacrificio en su afán cotidiano.

Este es un país donde la gente vive en una francachela permanente.

De lunes a domingo y durante los 365 días del año la gente, incluyendo muchos padres de familia, vive metida tomando alcohol en las discotecas y en los llamados colmadones y liquor store. A esto se suman las siempre concurridas bancas de apuestas.

Es preocupante ver cómo alrededor de mi iglesia, en menos de un kilómetro cuadrado, hay cinco lugares de estos. Hablamos de sectores marginados donde se sobrevive a duras penas.

Hay mucha corrupción y concupiscencia.

Las autoridades deben ayudar a que el ciudadano se discipline y no disponga de tantas tentaciones.

Hagan algo contra tantos bacanales y centros de vicios que incitan al despilfarro de los recursos que los padres deben usar para la educación de sus hijos y el pan cotidiano.

Que se actúe responsablemente para evitar esta rienda suelta a la  juerga, borracheras, perdiciones y vagancia.

Hay que llevar a que la mente de esta nación esté puesta mayormente en el trabajo, la educación, el desarrollo y en los grandes valores.

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