Por segunda vez tuve la oportunidad de escuchar a nuestra gran violinista Aisha Syed en el famoso Carnegie Hall de la ciudad de New York, interpretando esta vez, en forma alterna, las “Cuatro Estaciones” de Antonio Vivaldi y las “Estaciones Porteñas” de Astor Piazzola, y luego presenciar el merecido homenaje ofrecido al maestro Rafal Solano.
El público que colmó el aforo de la Sala, Judy and Arthur Zankel Hall, da la bienvenida a la Orquesta de Cámara Washington Heights, y luego a la violinista, inicia el concierto y en aras de la música viajamos en el tiempo y el espacio, del Barroco al Modernismo.
“La Primavera” de Vivaldi, ha llegado, la solista inicia el Allegro luego se establece el diálogo contrastante con la orquesta, saludan la siempre esperada estación. En un segundo tema el violín sugiere la intermitente luz del relámpago, pasaje hermoso y virtuosístico, en los que Aisha muestra su depurada técnica.
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“El Verano”, movimiento lánguido, cada tema es un canto a la naturaleza, a la vida pastoril; el violín solista describe los detalles de la “tempestad”, Aisha es capaz de sortear los trinos, las escalas, los adornos, con singular maestría.
“El Otoño”, cambia el ritmo, llega con un festivo movimiento “Baile y canto de campesinos”, el violín acompañado del primer cello inicia un coloquio fascinante, Aisha da el toque virtuosístico en los arpegios de doble corchea.
La caída de los copos de nieve, descrita en una bellísima melodía, de ritmo suave, anuncia la llegada de “El Invierno” el violín solista se impregna de dramatismo, imita el canto silbante del viento, luego en un torbellino, las notas en “pizzicato” en las cuerdas altas, aluden una lluvia glacial, es la lucha del hombre contra los elementos, la música aumenta hasta alcanzar el clímax con un tema de belleza indescriptible, una oportunidad para todo violinista, que Aisha asume con pasión.
Extrapolando tiempo y espacio, en las “Estaciones Porteñas” de Piazzola, inspiradas en las de Vivaldi tanto en la exaltación de la naturaleza, como en la estructura y el concepto del virtuosismo en cada una, el compositor describe en bellísimas combinaciones instrumentales, sentimientos y estados anímicos que provocan la naturaleza de las cuatro estaciones: el sombrío “Invierno Porteño”, el reflexivo “Otoño”, la alegría de la “Primavera” y el frenesí de “El verano”. Las emociones alcanzan un grado supremo, transmitidas por la expresividad del violín solista, Aisha Syed.
“Las Estaciones Porteñas” contienen un sentimiento de nostalgia, impregnan la atmósfera con los aires del tango, y por momentos nos parece escuchar el sonido distante de un bandoneón, pero es solo una evocación, el instrumento está ausente, la sensación es producida por la magnífica orquesta.
Cada Estación había sido aplaudida, y al finalizar el concierto, el público visiblemente emocionado, ovaciona a la violinista, y a la estupenda orquesta. Nuevamente Aisha Syed encanta con su prodigioso talento.
Luego del intermedio, un piano ocupa el amplio escenario, hace su entrada la violinista, el guitarrista Luis McDougal, y luego el maestro Rafael Solano, el recibimiento fue toda una ovación.
El maestro al piano, inicia las primeras notas de la bellísima canción “Una Primavera para el Mundo”, la música de Solano nos remite a la poética de René del Risco Bermúdez; violín, piano y guitarra, nos envuelven en la magia de esta emblemática canción de carácter profético y esperanzador, “La alegría de un mundo mejor, vendrá, vendrá”. Aplausos de la gran platea.
Finalmente se escucha el bellísimo tema “Por Amor” un himno a la dominicanidad, al amor, con el que el maestro Rafael Solano ha traspasado fronteras, convirtiéndose en un canto universal. El acompañamiento del mágico violín y la guitarra, convierten a “Por Amor”, además, en una pieza clásica. El público puesto de pie aplaude visiblemente emocionado, el maestro más emocionado aún, agradece.
Luego en un acto protocolar, organizado por “The Dominican Heritage and Culture Society”, Rafael Solano recibe las condecoraciones, un homenaje en honor a quien honor merece.