El traje de baño de una pieza que acompaña a la mujer desde hace dos siglos ha sufrido importantes cambios que favorecen la imagen femenina y le proporcionan mayor facilidad de movimiento a la mujer.
Esos cambios se pueden apreciar a partir de los años 50, cuando apareció el traje de baño enterizo y el estilo vintage, austero, un poco más liberal y más cómodo para luego unirse el atrevido biquini.
En 1960, al compás de la mini falda y las botas de cuero y piel, se unió el monoquini, un estilo que fue efímero, en el que se ahorraba el uso del brassiere.
Las innovaciones continuaron y se agregaron a los biquinis, los tankini, la tanga y el triquini, súper atrevidos y chic.
El cutout o triquini, que descubre los laterales de la figura, crea un efecto curvilíneo en el cuerpo, por lo cual sólo una mujer que goce de este atributo puede llevarlo.
Estas son indumentarias habituales en cualquier playa o piscina, razón que las colocan en la tendencia de la moda.
Eterno estío. En un país como el nuestro, donde todo el año es verano, estos trajes de baño sofisticados poseen el glamour de la noche, con las pedrerías, lentejuelas y canutillos propios de los trajes de fiestas. Triunfan los diseños inspirados en motivos geométricos redondos y los estampados en vivos colores.
Detalles étnicos, como las argollas y botones en madera, corales, caracoles estampados imitando pieles de animales, también lucen muy in.
Las claves
1. Un consejo
Las caribeñas tenemos por lo regular glúteos prominentes y algunas libras de más, por eso debemos ser cautelosas al escoger un bañador que disimule esos detalles y seleccionar un color que vaya acorde con su carpeta de colores.
2. ¿Talla grande?
Algo que se debe considerar es que generalmente los trajes de baño son hasta dos tallas por debajo de la señalada en la etiqueta. Procure escoger el que se ajuste a su figura.
3. ¡Obtenga el suyo!
Los diseños que ilustran esta historia se ofertan en la boutique Jenny Polanco y en Casa Virginia.