¡Al agua!

¡Al agua!

El traje de baño es una de las prendas, que por su atractivo, utilidad y comodidad,  la mujer no deja fuera de su bolso playero, de ahí que se  haya convertido desde su creación, en los años 30, en una pieza clave e imprescindible cuando se desea disfrutar de un baño al aire libre.

Su estilo ha evolucionado hasta la fecha. El espíritu de creatividad del diseñador le ha permitido crear  para las más osadas y aventureras biquinis, triquinis o “cutouts”, tangas, los llamados “hilo dental”   y hasta el desaparecido y osado moniquini de los años 80 ha regresado.

Para las conservadoras, los trajes de baño de una pieza, que llegaron a la playa casi a finales de los 30 del siglo pasado, se mantienen en la moda, aunque  cada vez en modelos más innovadores, desde que en 1937 desapareció la faldita que venía pegada a ellos. ¿Qué provocó esto? pues nada más y nada menos que  las salidas de playa,  prendas más suaves, sencillas, confortables y coquetas.

Durante sus primeros años, los colores que primaban en el traje de baño eran  rojo, amarillo, azul y negro; luego, con el tiempo, se  fueron agregando otros  como   fucsia,  azul milenio, dorados, morados, blanco y los estampados, entre ellos el ya conocido “animal print”.

Las claves

1. Del rayón… a la lycra

El rayón elástico  y el algodón  fueron las telas utilizadas para la fabricación de los primeros bañadores  en colores vivos como el rojo, el amarillo y el verde, de moda en los años 30. Luego, en 1959,  vino la fibra de elastano con la marca lycra, un tejido sintético muy elástico y resistente inventado por  el empresario francés Du Pont de Nemours.

2.  Un estilo evolucionado

El traje de baño de una  y  dos piezas fue transformando  su diseño. En 1973 se empezaron a llevar strapless o sin tirantes, y con el escote de la espalda tan profundo que llegaba hasta donde ésta se pierde, otros modelos venían con cuello halter y top con  tirillos acompañado de  pantaloncito tipo tanga.

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