Al amigo presidente Danilo Medina

Al amigo presidente Danilo Medina

Teófilo Quico Tabar

En medio de las fiestas de Navidad y Año Nuevo del 2012, parte del sector Gazcue y Ensanche Lugo se vieron sacudidos por las justas protestas de las personas que de forma violenta fueron sacadas de sus hogares en horas de la madrugada en la calle Dr. Delgado, cuando equipos pesados destrozaron sus viviendas y las personas que ahí habitaban por años fueron arrojados a las calles y una parte de ellos llevados a la cárcel.

En esa situación, conociendo a la mayoría de los que ahí nacieron, crecieron y se desarrollaron, me comuniqué con un amigo suyo y mío para comunicarle lo sucedido a fin de que intercediera, quien de inmediato me comunicó que usted había dado instrucciones al Jefe de la Policía para que le buscara una solución al caso, lo que llenó de alegría a los desalojados como a mucha gente que además de compasión por amigos de años en esa situación, se solidarizaron con la tragedia.

La acción se produjo casi de inmediato. El Jefe de la Policía se apersonó y habló con representantes de los desalojados y poco a poco encontraron, lo que entendían una feliz solución; pero con el tiempo, todo se ha convertido en sal y agua, encontrándose ellos en el mismo lugar en que comenzaron cuando usted dio las instrucciones, hace ya un año.

Producto del arreglo convenido les asignaron terrenos del Estado que luego resultaron reclamados por unos supuestos propietarios, lo que motivó que los desalojaran. Les reasignaron otros terrenos del CEA, pero el resultado ha sido el mismo, ya que en la actualidad fueron nuevamente desalojados de sus solares, donde ya muchos de ellos habían realizado construcciones con el dinerito que les entregaron como compensación por el desalojo.

Las autoridades del CEA encargadas de ese expediente dicen ahora que no tienen nada escrito sobre el caso, y la policía alega, probablemente con razón, que ese caso ya no está en sus manos.

Aunque tengo conocimiento pleno de sus instrucciones de solucionar el problema, y además entiendo que detalles como el caso presente no requiere la participación directa del presidente; sin embargo, me motiva llamar su atención a través de este espacio, porque su palabra está comprometida, y también la mía, ya que les di seguridad a toda esa gente desconsolada que en horas de la madrugada de esas navidades del 2012 lloraba y protestaba, que debían confiar en usted, y que todo se resolvería positivamente. Pero mientras tanto, la gente desalojada está de vuelta, apostada en la calle Dr. Delgado reclamando que les reasignen un pedazo de tierra donde construir sus ilusiones perdidas.

No he querido llamar de nuevo a nuestro mutuo amigo sobre el caso, porque bastante hizo cuando transmitió el problema y buscó la vía de solución. Utilizo este espacio, no solo para reiterar mi testimonio de su positiva decisión de auxilio a las necesidades de los desalojados, sino porque confío que lo va a resolver definitivamente.

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