Al año, menos es más

Al año, menos es más

El presidente Danilo Medina es un hombre afortunado, porque ha sumado a las habilidades políticas que le permitieron acceder al poder, circunstancias especiales que la historia reciente de nuestro país le ha regalado: Primero, la herencia de un gobierno que controla todos los poderes del Estado y, segundo, una oposición auto-aniquilada sin posibilidades de resurrección, lo cual le ofrece la oportunidad de producir los cambios y  transformaciones que demanda la sociedad.

Sin embargo, como no hay felicidad completa, según reza el adagio, el presidente Danilo tiene a su alrededor poderosos representantes de intereses creados en pasadas administraciones de su propio partido, que lo han hecho aparecer como un ejecutor de “más de lo mismo” y esa tara política, que se refleja también en lo social y económico, no le ha permitido todavía brillar con luz propia.

Soy de los que creen que, sin mezquindades, hay que reconocer en el primer año de gobierno del presidente Medina, que ha habido “menos de lo mismo”. Por ejemplo, menos funcionarios corruptos (recordar que dejó en funciones alrededor del 50% del gabinete), menos retórica demagógica, menos represión, menos entreguismo y menos simulación, y en la medida en que esos “menos” sean más, se estará produciendo el avance hacia los verdaderos cambios.

La queja prevaleciente es que no se están produciendo con celeridad las transformaciones que el pueblo desea observar para sentir algo distinto; por ejemplo los fatídicos apagones, el desempleo y las incontrolables  delincuencia e inseguridad. Tal vez la fórmula sea no desesperarse y continuar respaldando las iniciativas progresistas e innovadoras del gobierno, para ver si en algún momento logramos tener “nada de lo mismo”. 

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