Al asalto del Erario

Al asalto del Erario

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Si los dominicanos teníamos algunas dudas, acerca de los fines de los políticos cuando anuncian sus sacrificios por la patria y sus compromisos con planes de desarrollo y agendas de convivencia, las mismas han quedado despejadas en cuanto a sus verdaderos propósitos de asaltar al erario público en estos días de alianzas, impugnaciones y apoderarse a como de lugar de la incipiente seguridad social, que ya tiene acumulados recursos extraordinarios en sus arcas.

El hecho que para estas elecciones congresuales y municipales se hayan destapado centenares de aspiraciones por los cargos en juego, y que se ha visto de como ya hay candidatos o precandidatos que han invertido sumas cuantiosas derivadas de los fondos legislativos, municipales o gubernamentales, de los cuales disfrutan desde esos poderes, despierta la curiosidad de lo que iría a hacer a los cargos cuando los votantes, engañados una vez más, depositen sus votos en favor de esos “burundangos” de la política criolla.

No hay dudas que ya el asalto al botín del erario público es el objetivo de todos los políticos ya que desde hace tiempo, del disfrute de los cargos, se derivan muchas prebendas. Se sabe que no hay sanciones para los políticos malversadores del dinero que se ponen a su cargo para administrarlos, dejando muy maltrecho al país, en donde los contribuyentes son cada vez más acosados por las autoridades fiscales para exprimirle hasta sus ahorros a nombre de invertir en programas sociales u obras de capital.

La alianza que está en el tapete, entre los reformistas y los perredeístas, revela el fondo de la misma y desnuda cuales son los fines de los políticos que se creen indispensables a nombre de la gobernabilidad o de la institucionalidad, y por tanto, se creen con derecho a repartirse los cargos, y buscando, en cada cuota de poder que obtengan, ayudar sus  militantes que le hacen coro en sus campañas o en sus negocios turbios. Tratan de envolverlo todo a nombre que establecerían un plan de desarrollo para el bien del país, pero la experiencia, y los hechos, confirman que todo ese adorno verbal o escrito es para ocultar sus planes de hacerse de la mayor parte del presupuesto, que ya no es un jugoso salario o establecer centenares de ONGS, sino chantajear al gobierno de turno si no tiene mayoría congresual o municipal para que les otorguen contratos que rindan pingües beneficios o realizar negocios de importaciones que les permita introducir millones de pesos en mercancías exoneradas o con pago de bajos aranceles. Todo eso a nombre de no alterar la paz pública o desestabilizar la gobernabilidad de manera que siempre está latente en el ambiente político nacional la debilidad del sistema democrático, que en cualquier momento, podrían ocurrir estallidos sociales avivados y promovidos por los políticos descontentos que se vean desplazados de la teta pública, o que no le llegan suficientes recursos en el disfrute de sus cargos o de empresarios que se vean marginados del poder y sus prebendas de siempre se vean disminuidas o eliminadas.

Hay que tener desconfianza y mucha vigilancia para ver exactamente que se está buscando con las alianzas, o querer llevar a posiciones electivas a representativos destacados de las comunidades y de como el gobierno peledeísta estaría maniobrando para evitar ser barridos en las elecciones, como ocurriera en 1998, cuando sus candidatos fueron arrollados por el repudio de la población al comesolismo y se prefirió a los políticos ineptos del PRD, que se sabía a que iban a sus cargos, y en los pasados ocho años se ha visto de como se han despachado con amplia generosidad en el disfrute de los cargos aún cuando perdieran el poder gubernamental hace casi dos años, saliendo del mismo manchados con graves actos de malversación.

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