Al borde de un descalabro mundial

Al borde de un descalabro mundial

El próximo martes 8, los estadounidenses culminan un proceso electoral muy atípico lleno de los epítetos de los candidatos para ver quién era más insultante. Descalificaban y agredían verbalmente con mucha vehemencia al contrario.
Hillary Clinton y Donald Trump han sentado reales de cómo no se debe llevar a cabo una campaña política. Es que ahora los descréditos personales estaban a la orden del día. Los trapos sucios se enarbolaron como lo mejor de una campaña para atraerse a los votantes. Y el FBI al final se ha encargado de colocarle un jabón al sancocho al reclamarle a Hillary aclaraciones sobre sus correos.
Sin embargo, la señora Clinton dio muestras de una mayor capacidad y experiencia de Estado. Por eso sus respuestas en cada uno de los tres debates que se llevaron a cabo fueron brillantes y entendibles. Trump por el contrario acechaba la oportunidad para salirse del guión preestablecido para denigrar a su rival y se salía por la tangente en sus respuestas. Con ese proceder dejó una mala impresión y confirmación de que es un improvisador y carente del conocimiento básico de los asuntos de cómo manejar a una nación.
Para muchos Hillary va por el carril de adentro para llevarse el triunfo el próximo martes, pese al FBI. Esto sería un respiro para el mundo que en un momento dado temía que los grandes núcleos de extremistas norteamericanos, que los hay en abundancia, incluso en el gobierno, se volcarían para apoyar a un exaltado e incontenible millonario ignorante de las artes de saber gobernar. Hillary, con su campaña de mayor ecuanimidad aumentó su respaldo popular y prácticamente cuenta con casi mayoría de los 270 votos electorales necesarios para lograr el triunfo. El mundo necesita de ese triunfo demócrata. Y es que la otra opción sería funesta para la economía mundial. Se produciría un cataclismo de impredecibles consecuencias.
Frank Rainieri, el magnífico empresario, visionario y forjador de riquezas con su Punta Cana liderando el turismo en América, escribió el pasado sábado 29 en el Listín Diario un artículo, donde señalaba las conveniencias para el país de un triunfo de Hillary por las estrechas relaciones de amistad que mantienen. También por la asiduidad de cómo los esposos Clinton, desde los tiempos de Oscar de la Renta, disfrutan anualmente para Año Nuevo de las bellezas y comodidades de los resorts exclusivos de Punta Cana, con la hospitalidad de los esposos Rainieri y sus demás amigos dominicanos.
Con Haití los esposos Clinton tienen muy íntimos y apreciados recuerdos. De ahí la preocupación de Bill Clinton en ayudar a los haitianos con una ONG que ha dado mucho de qué hablar por la administración oscura de los grandes recursos obtenidos con su ONG. Era para administrar ayuda a los haitianos a raíz del devastador terremoto de enero del 2010.
Cuando Hillary fue secretaria de Estado dio muestras de sus simpatías con la causa haitiana. Era por el caso de legalización y naturalización de miles de haitianos que pujan por su dominicanidad, doblegándole el pulso a los dominicanos. Es para que los dominicanos cedan en su esfuerzos para sostener la nacionalidad amenazada. Los haitianos quieren dejar de ser ciudadanos proscritos en su país de adopción.
Si Hillary gana las elecciones del martes aumentarán las presiones contra el país para darle la nacionalidad a miles de inmigrantes ilegales que han inundado todo el país. Para la opinión del Departamento de Estado, la sentencia 168-13, no tiene validez. Por todos los medios han ejercido toda clase de presión para que las puertas de la frontera continúen abiertas para recibir una oleada migratoria destinada a hacer colapsar en pocos años la dominicanidad.
Ya los haitianos ocupan áreas importantes con enclaves para viviendas como es el caso de Verón en la provincia de La Altagracia, separada de Punta Cana por las pistas de aterrizaje del ajetreado aeropuerto internacional de la región.
Por eso las excelentes relaciones de la familia Rainieri con la familia Clinton será de vital importancia para la estabilidad dominicana cuando en la posible administración de Hillary reaparezcan los intentos de presionar a los dominicanos para una apertura migratoria nefasta para el país. Tan solo una intervención de los grandes amigos es que se lograría un mejor entendimiento para el cual gobierno dominicano pueda concluir su período en el 2020 con normalidad sin percances diplomáticos con la gran potencia mundial que estrenará su nuevo gobierno en enero del 2017. Y esperamos que sea el de Hillary Clinton.

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