El pasado jueves 8 de diciembre 2022, nos llega la fatal noticia del fallecimiento del Coronel Mario Peña Taveras, a los 98 años de edad, en su residencia de Miami, Florida, donde desde muchos años vivía con su familia. Nacido en San Juan de la Maguana, Sección Sabaneta, hijo de una familia pobre pero humilde y trabajadora, a temprana edad se enrostró como cabo de las Fuerzas Armadas y, paso a paso, escalón por escalón, fue ascendiendo hasta llegar a ser Coronel del Ejército Nacional, siendo por todos admirado y reconocido por su conducta intachable y sus altos méritos que lo definen como militar, ciudadano y padre de familia ejemplar.
El capitán Mario Peña Taveras, encargado del Campamento Militar 27 de Febrero, entra a la puerta de la historia cuando, sin importar las consecuencias , toma la decisión de entrar por la puerta al despacho del General Marcos Rivera Cuesta, Jefe del Ejército Nacional y, una vez allí, frente a frente, saca su revolver, apunta a su cabeza y sin mayores palabras ordena:” General, entregue su pistola, usted está detenido.” Lo desarma, lo destituye y lo apresa, conjuntamente con los demás oficiales militares que le acompañan.
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Peña Tavera se engrandece aún más cuando, dado por cerrado ese episodio, se le reconoce como “el heroico capitán constitucionalista “de la gloriosa Revolución de Abril de 1965, quien, una vez terminada aquella primera hazaña, se comunica de inmediato con José Francisco Peña Gómez, principal figura del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), en ausencia del Profesor Juan Bosch, desterrado por el fatídico golpe de Estado del Triunvirato presidido por Donald Reid Cabral que lo despoja de la presidencia. Le explica a Peña Gómez todo lo acontecido quien, tras ser escucharlo, le reclama que debe comparecer a Radio Televisión Dominicana sin pérdida de tiempo y pronunciar una arenga que divulgue y dé a conocer al pueblo dominicano la importancia de los hechos ocurridos de manera que toda la capital, los barrios más lejanos y el interior del país reciban y sepan el llamado que se les hace: tirarse a las calles con piedras y palos si fuera necesario al grito de ¡Basta ya! tal como sucedió, hartos ya el pueblo de tanta corrupción y malos gobiernos, exigiendo el retorno del Presidente Juan Bosch, como reclama el movimiento conspirativo de militares constitucionalistas, bajo el mando transitorio del Coronel Miguel Hernando Ramírez, en ausencia del Coronel Rafael Tomas Fernández Domínguez, ideólogo de la deposición del Triunvirato y nuevas elecciones limpias y democrática. Finalizada prácticamente la guerra de Abril, Fernández Domínguez, que regresa del exilio, no queriendo quedarse de brazos cruzados, con un pequeño grupo de combatientes decide apoderarse del Palacio Nacional. Héroe nacional pierde la vida de un balazo en ese inútil y frustrado intento.