No al cobro en las emergencias

No al cobro en las emergencias

El carácter mercurial que ha tomado el ejercicio de la medicina está tan arraigado, que algunas clínicas niegan las atenciones de emergencia a pacientes que no están en condiciones inmediatas de pagarlas. La práctica afecta a pacientes asegurados y no asegurados que son llevados a clínicas en procura de atención de emergencia. Estos cobros por atención de emergencia se suman a otra práctica indebida que cometen establecimientos médicos, que cobran a los asegurados del régimen contributivo por servicios que están cubiertos en sus seguros. Las quejas por estas prácticas abundan y han motivado reacciones de las autoridades sanitarias y la Asociación Nacional de Clínicas Privadas (Andeclip).

Mientras el presidente de Andeclip, doctor Rafael Mena, argumenta que sus afiliados no cobran esos servicios, el ministro de Salud Pública, doctor Freddy Hidalgo, y la titular de la Dirección de Información y Defensa del Afiliado (DIDA), Nélsida Marmolejos, advierten que actuarán contra esta práctica. Sin embargo, tememos que las cosas no pasarían de simples advertencias, pues aquí los abusos contra los asegurados no acarrean consecuencias para los culpables. Todo asegurado que sea objeto de cobros indebidos por atención de emergencia o por servicios que están cubiertos por sus seguros, deben denunciarlo públicamente, a ver si se logra servicios médicos más humanos y apegados a las reglas.

EL ESTADO Y LAS UNIVERSIDADES

En un mundo cada vez más necesitado de ciudadanos con conocimientos técnicos, la educación superior es uno de los puntales de desarrollo de los países, al que contribuye por medio de la capacitación de los recursos humanos necesarios en un número creciente de disciplinas. La gama cada vez más diversa de tecnologías, obliga a las academias de enseñanza superior a someterse a actualizaciones periódicas que les permitan satisfacer la demanda de recurso humano tecnificado.

En virtud de ese aporte, es plausible que el Estado invierta recursos en aquellas universidades privadas que probadamente aportan al desarrollo, no solo formando técnicos, sino también con investigaciones y estudios que permitan mejorar el desempeño de la industria y los servicios. Este apoyo le permitiría a las academias privadas mejorar sus programas para continuar impulsando al desarrollo nacional.

 

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