Al dedo malo, todo se le pega

Al dedo malo, todo se le pega

Estuvimos por el Estado Plurinacional de Bolivia a finales del mes de noviembre de 2010, en un encuentro de productores de cacao fino o de aroma.  En esa ocasión, se nos presentó la gran oportunidad de conocer los grandes centros culturales e históricos de ese país, especialmente los de alrededor del Lago Titicaca y su increíble Tiahuanaco, lugar que los ufólogos especulan que, dada la magnitud y grandiosidad de  los monumentos,  monolíticos y obras de ingeniería, sólo pudo según sus conclusiones, haber sido la obra de  “extraterrestres”.

No obstante, dada la precariedad económica de Bolivia, los trabajos de excavación e identificación de los objetos encontrados marchan a pasos de tortuga, pero, lo que se puede apreciar y también deducir, era casi imposible realizar, sin contar con maquinaria pesada para corte de grandes rocas, sobre todo, estando las mismas a una distancia considerable del lugar de construcción.  Creemos que las tribus incas por muy adelantadas que estuvieran, trasladasen esas piedras por el páramo teniendo en cuenta que todavía no conocían la rueda, posiblemente el mayor invento de la humanidad para el movimiento de objetos y materiales de gran volumen y peso.

Al retornar de la excursión, pasando por el lugar denominado El Alto, en donde se encuentra el aeropuerto, hay que descender por una estrecha avenida, que en su ladera, en desafío a la naturaleza, se construyeron cientos de casas de todos los calibres.  Villas hermosas, casas de adobe y también las casuchas que podemos observar en las favelas de nuestras grandes ciudades.  Nos habíamos preguntado ¿Qué pasará si en esta zona ocurren copiosas lluvias?  A nuestra llegada, presenciamos un fenómeno rara veces visto. Una granizada, cuyos elementos cristalinos a veces eran más grande que un huevo.  Por supuesto, techos, cristales de automóviles y peatones fueron afectados por este improvisado espectáculo.

Ya de regreso a nuestra Patria, ocurrió que el presidente Morales, que ya estaba amenazando con subir el precio de los combustibles, bajo el pretexto de que los carburantes se estaban contrabandeando a países vecinos dado su bajo costo, elevó el precio de los mismos, acción conocida como “el gasolinazo” y ahí se armó la de Troya.  Huelgas, protestas callejeras, detenidos y maltratados por la policía y el ejército y una situación de inseguridad que no se esperaba de un pueblo catalogado como pacífico. Para contrarrestar las manifestaciones, el Gobierno aumentó el salario mínimo de los trabajadores públicos, pretendiendo también aplicarlo a los privados.

Para colmo de las desgracias, la semana antepasada ocurrieron aguaceros cerrados durante un buen tiempo y aquellas viviendas en cerros las cuales desafiaban la ley de la gravedad, sucumbieron a la riada que se produjo con el consiguiente deslave del terreno arcilloso. Se estima, que más de cuatrocientas personas perdieron la vida y cientos de viviendas fueron arrasadas siendo esta una de las más grandes tragedias que ha sufrido desde su fundación la ciudad de La Paz.

Como titulamos esta entrega, al dedo malo todo se le pega, hoy Bolivia, uno de los países más pobres de América Latina, mediterráneo por haber seleccionado de aliado al Perú en su guerra con Chile, lo que le valió perder grandes cantidades de su territorio y, lo peor, la salida al mar.  Si se le agrega  también “el gran desprendimiento” de su dictador Melgarejo, que le donó al Brasil enormes porciones de su territorio. Hoy se encuentra negociando, o mejor dicho, suplicando que Chile le devuelva una parte mínima del territorio perdido en la guerra para tener acceso a un puerto de mar que le permita el comercio de sus productos.  ¡Ojalá Chile, que tiene miles de kilómetros de costa, acceda a esa necesaria petición!

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