Al diálogo

Al diálogo

La campaña electoral para la Presidencia de la República  ha arrojado hasta estos momentos un balance insatisfactorio por  un uso abrumador de recursos del Estado en favor de la oferta del oficialismo y por el predominio de acusaciones, contra-acusaciones, propaganda negativa y muy poca apelación a la conciencia  de los dominicanos para que con  serenidad disciernan sobre las propuestas de gobierno  que cada  candidato ha debido llevar a la palestra para la administración del Estado en los próximos cuatro años. Se personaliza mucho y de eso ya está bueno. Los perfiles de los contendientes han sido ampliamente difundidos.

Se inicia  en este fecha una serie de programas de dos semanas de duración  para  la comparencia por televisión y radio de todos  los candidatos convocados por grupo de comunicaciones Corripio, que incluye a los diarios HOY, El Nacional y El Día, para exponer  ideas  a través de los canales 2, 11 y 39  y las frecuencias radiales de HIJB y La Nota diferente. Es esta una excelente oportunidad para imprimir al proselitismo un provechoso curso de conversación democrática de cara a la nación. Es hora de que, motivados por las preguntas de este conjunto de comunicadores de reconocida incidencia en la sociedad, los aspirantes a la presidencia expongan con amplitud y claridad sus concepciones y propósito. Que sea ahora cuando comience lo mejor de esta lucha por el poder.

 

Preparase para lo que viene

Una de las conclusiones de la reunión anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) que en estos momentos se lleva a cabo en Miami Beach, Florida, resalta la vulnerabilidad de América Latina a los efectos del cambio climático que, como sabemos, genera condiciones extremas de lluvia y sequía y que va  a implicar una elevación del nivel del mar, con agravadas consecuencias para islas como ésta, La Hispaniola, que habitamos.

Reconozcamos con alarma que estamos en un momento crucial, y que la naturaleza está en vías de ensañarse después que nosotros mismos le hemos causado graves daños. La disponibilidad de agua ha bajado drásticamente en nuestro territorio por la deforestación, y se ha permitido que amplias zonas vulnerables de orillas y tierras bajas estén densamente pobladas. Allí están miles de familias expuestas todavía a las crecidas devastadoras. Y por ahí están aún los deforestadores dejándonos sin la influencia protectora y de equilibrio de los árboles y la capa vegetal. El país tiene que reaccionar  para vertebrar acciones ante el reto del cambio climático.

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