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POR LUIS T. DE LA LLOSA
NUEVA YORK (AFP).- En vivo, en directo o en diferido, el ex vicepresidente norteamericano Al Gore fue protagonista central y ubicuo del megaconcierto Live Earth, que extendió este sábado al mundo entero su llamado a una movilización planetaria para evitar un catastrófico cambio climático.
«Gracias por ser los primeros en lanzar el movimiento», dijo Gore a través de un mensaje transmitido en una pantalla gigante a miles de australianos reunidos en Sydney para el primer evento del Live Earth. Dieciocho horas después, Gore estaba en carne y hueso en Nueva Jersey. «Gracias a todos estos artistas que estamos viendo hoy aquí, que no solo están saliendo al escenario sino asumiendo un compromiso y ayudando al esfuerzo a largo plazo para resolver la crisis climática», reafirmó. El ex vicepresidente había aparecido poco antes, por la mañana, en un concierto anunciado a último momento en Washington, donde las estrellas de la música country Garth Brooks y Trisha Yearwood animaron la calurosa mañana. El incansable heraldo «verde» y candidato desdichado a la Casa Blanca en 2000, logró finalmente superar los obstáculos políticos que levantaron sectores republicanos para evitar un concierto en pleno corazón de la capital.
«Algunas personas que no entienden lo que está ahora en riesgo trataron de detener este evento», dijo el ex candidato presidencial demócrata. «Pero aquí estamos», agregó con una brillante imagen de la Tierra detrás de él.
«Y no fue la caballería la que vino a nuestro rescate, sino los indígenas americanos», concluyó.
Se refería al lugar donde se realiza el concierto, el Museo de los Indígenas Americanos.
Descrito por sus admiradores como «el ex vicepresidente estadounidense más en onda», Gore ha reiterado que no estaba interesado en presentarse como candidato para la elección presidencial de noviembre de 2008, aunque se ha negado a cerrar por completo la puerta a esa posibilidad. No obstante, el ex vicepresidente de Bill Clinton de 1993 a 2001, derrotado en 2000 por George W. Bush tras un controvertido escrutinio, está omnipresente en los medios desde hace meses debido a su documental «Una verdad incómoda», sobre los peligros del calentamiento global. En este filme premiado con dos Oscar en febrero, Gore llama a los dirigentes del planeta a que tomen conciencia sobre el peligro del fenómeno. Su involucramiento en eventos como «Live Earth», en el que participaron más de 150 artistas en ocho megaconciertos en diversas partes del mundo para llamar la atención sobre el cambio climático, inevitablemente alimentará los llamados a este demócrata para que regrese a la escena política. Sin embargo, Sherry Bebitch Jeffe, experta en política de la Universidad de California del Sur, indicó que duda que Gore entre en la carrera presidencial. «No creo que esté pensando en eso», dijo Jeffe. «Está disfrutando mucho del lugar en el que está», añadió, en referencia a su estatus de cruzado ambientalista. «Sus problemas de imagen se terminaron con ‘Una verdad incómoda'», explicó Jeffe. «Lo que se ve en la película es lo que se ve cuando uno lo conoce: un Al Gore que es encantador, ingenioso y que tiene cierta personalidad». La cuestión de la posible candidatura de Gore se mantendría abierta mientras él no cierre completamente la puerta a esa posibilidad, estiman los analistas.
Las posibilidades de que Gore se presente pueden depender de la suerte de los dos principales candidatos demócratas, Hillary Clinton y Barack Obama. Obama sería el primer negro en ser candidato de un gran partido y Clinton la primera mujer. «Creo que lo único que lo haría considerarlo es si Hillary se tambalea», opinó Jeffe. Ganar el premio Nobel de la Paz -Gore está entre los 181 nominados para el prestigioso galardón, que será anunciado en octubre- también podría persuadirlo de ingresar a la carrera presidencial, estimó Jeffe. Convertirse en presidente estadounidense también pondría a Gore en la posición perfecta para llevar a la práctica sus ideas sobre el cambio climático. Según la analista, «si uno quiere tener un impacto en el medio ambiente o atacar el calentamiento global, no hay mejor lugar para hacerlo que la oficina Oval» de la Casa Blanca.
