Al Gore y el cambio climático

Al Gore y el cambio climático

 M. DARÍO CONTRERAS
El otorgamiento reciente del Premio Nobel de la Paz, versión 2007, al ex Vicepresidente de los Estados Unidos, Al Gore, conjuntamente con el IPCC -siglas en inglés del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático creado en 1988 por las Naciones Unidas -es una muestra palpable de la creciente toma de conciencia, a nivel mundial, que el asunto del calentamiento global se está  arraigando en la mentalidad de los líderes mundiales y del conocimiento popular, exceptuando a ciertos países renuentes a reconocer la importancia que tiene este dilema mundial para el futuro de la vida terrestre y de la civilización humana.

Entre estos últimos países se encuentra los Estados Unidos, que liderados por su Presidente, George W. Bush, insiste en restarle la debida importancia a este tema de tanta trascendencia, o simplemente de no considerarlo como algo de importancia primordial.

El IPCC publicar  este año -noviembre 7- su Cuarto Informe de Evaluación titulado “Cambio Climático 2007” donde se actualizan los datos y análisis del Tercer Informe de Evaluación del 2001, que por las informaciones preliminares emitidas, confirman el aceleramiento del calentamiento global, producto principalmente de la emisión del dióxido de carbono, del metano y del óxido nitroso, como resultado combinado del consumo de los hidrocarburos, cambios en el uso de la tierra y a las prácticas de utilización de los fertilizantes y los pesticidas en la agricultura moderna.  Para formarse una idea del aumento de la emisión de estos gases nocivos para la atmósfera terrestre, la concentración del dióxido de carbono se encuentra muy por encima de la que prevalecía en la era pre-industrial, según muestras de testigos o muestras de hielo, siendo actualmente de 380 ppm comparado con el valor promedio de 280 ppm para antes del año 1750.



Para nadie es un secreto que el régimen climático mundial ha estado sufriendo cambios muy perceptibles y, diríamos, hasta extremos.  Nosotros lo hemos experimentado en la mayor frecuencia y fortaleza de los huracanes que hemos tenido en el Caribe, así como el cambio de los períodos de lluvia y de sequía, así como en el aumento de las temperaturas reinantes.  El aumento de la temperatura global en un grado centígrado en los últimos cien años, el aumento en una pulgada del nivel de los mares, así como la drástica disminución de las capas de hielo en los hemisferios, particularmente del Hemisferio Norte, apuntan sin duda alguna a cambios climáticos, inducidos principalmente por las actividades humanas, como es el uso de los combustibles fósiles, llamados cambios antropogénicos o causados por el hombre.

El uso de la energía es vital para el avance y la supervivencia humana. La Era Industrial nunca pudo haberse desarrollado sin el aprovechamiento energético de que fue capaz nuestra civilización, como son el uso del vapor de agua, del motor de combustión interna y de la generación de electricidad. Ante los graves problemas que presentan el actual uso y abuso de nuestros recursos no renovables, se impone un alto y alerta sobre la forma en que aprovechamos la energía, entendiendo que la “función principal de la cultura sea al de embridar y dominar la energía a fin de que pueda ser puesta a trabajar al servicio del hombre” (Antropólogo Leslie A. White).

¡Qué suerte para la humanidad que Al Gore se pusiera al frente de la campaña de sensibilización en cuanto al cambio climático, resultando en calentamiento global, que amenaza con serias consecuencias negativas para la civilización que hemos construido a través de los siglos!  Al Gore, al igual que el ex Presidente Jimmy Carter, confirman que no solamente se pueden lograr grandes cosas desde el poder político, sino que es posible ser aun más provechosos desde el sector privado con el uso de los modernos sistemas de comunicación social que disponemos.

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