Al jazz latino le llegó su turno

Al jazz latino le llegó su turno

POR ALEXIS MÉNDEZ
Enciendo mi aparato de música y coloco un disco producido por Humberto Ramírez. El trompetista boricua le hace una invitación a Papo Lucca, Bobby Valentín, Alex Acuña, Richie Flores, Justo Almario y Roberto Roena para que juntos hagan alguna “musiquita”. De esa reunión salió el manjar que dio de comer a mis oídos, y a mi alma.

Mientras escuchaba aquel CD, titulado “Jazz Jam”, leía una nota que me hablaba del nuevo trabajo de Michel Camilo. Al dominicano apenas se le está pasando la resaca del Grammy latino, y ya todas las revistas y portales de Internet especializados en jazz, comentan de su nuevo material, donde solo hubo cabida para él y su piano. “Michel Camilo quiere decir más tocando menos”; esta es una de las expresiones que mi memoria fotografió de aquel escrito.

Otras noticias me avisan del crecimiento, como espuma, de la popularidad de la película “El milagro del Candeal”, de Fernando Trueba”. En esta, el legendario pianista Bebo Valdés y el percusionista brasileño Carlinho Brown realizan experimentos sustentados en las raíces musicales cubanas y brasileñas, con una fuerte presencia de la improvisación. Junto a ellos, aparecen unos niños del Candeal, un lugar de Bahía, Brasil, de donde Carlinho es oriundo.

Creo que, sin darnos cuenta, el jazz que se hace por estos lados, ese que huele a mar Caribe, anda con la corona de la preferencia. Ya no solo se habla del legado de Tito Puente. En todos los ambientes y escenarios se aplaude la grandeza de Chucho Valdés y el virtuosismo que llevan Gonzalo Rubalcaba y Luis Marín. Todos respetan la trompeta de Arturo Sandoval porque es la que alcanza las notas más altas sin desafinar. Y es que nuestros músicos se han impuesto, combinando la tradición jazzística del más alto nivel con los matices africanos que se desarrollaron en las Antillas.

Ese es nuestro Jazz, el mismo que asentó su germen en los Estados Unidos de los años 30 y 40. Para esa época los músicos Norteamericanos se habían declarado en huelga, brecha que aprovecharon Antonio Machín, Frank Grillo “Machito”, Mario Bauza, Arsénico Rodríguez, Luciano “Chano” Pozo, Arturo “Chico” Ofarril, Pedro Flores, Daniel Santos, Tito Rodríguez, Noro Morales, Xavier Cugat y Enric Madriguera. Algunos de estos, además de ofertar la música del trópico, empezaron a codearse con grandes figuras del Jazz como Chick Webb, Charlie Parker, Duke Ellington, Dizzy Gillespie, Woody Herman y Stan Kenton. Estas reuniones fueron de intercambio, como la convivencia entre buenos vecinos que cruzan por la ventana platos de comida.

La reunión más importante fue la del percusionista Chano Pozo y el trompetista Dizzy Gillespie. Entre 1947 y 1948 encontraron la formula definitiva para la cohesión. Y entonces nació “Tanga”, nació “Ponciana”, y otras grandes composiciones enmarcadas en lo que, a partir de ese momento, se denominó “jazz latino”, propuesta que se embarcó en una larga ruta evolutiva.

Ese es el mismo “jazz latino” que hoy goza de los aplausos de japoneses y españoles, de canadienses y argentinos, de todo el hemisferio. Es el mismo… al que le llegó su turno.

Esa euforia nos trajo de vuelta a la salsa brava, que también es jazz. En Estados Unidos y Europa se habla de la “Spanish Harlem Orchestra”, que dirige el pianista Oscar Hernández. Esta nos trae el sonido duro de Nueva York sin dejar de ser una agrupación de estos tiempos. Su más reciente álbum, apenas el segundo, ganó un Grammy. En este participan los soneros Rubén Blades y Ray de la Paz.

El éxito de la “Spanish Harlen” ha generado una ola en crecimiento, y algunos de los mejores músicos latinos se han animado a rescatar esa salsa que trae descarga y estampas, esa que ha tocado Palmieri por mucho tiempo, la misma que escribió Don Tite, que hizo repicar los timbales de Vilató, y que puso a bramar al trombón de Willie.

Entre estos exponentes están “Los Soneros del barrio”, que dirige el pianista dominicano Ricky González, y “The latin Giants of jazz”, cuyo líder es el percusionista Johnny Rodríguez. Además esta fiebre ha consagrado a esos rumberos que se portaron como “Quijotes” ante la fama de la “salsa monga”y sus temas de sábanas. Son estos Osca D León, José Alberto “El Canario”, y Jimmy Bosch, entre otros.

Aunque ya voy terminando, esto no queda ahí. Va más allá de nuestros músicos. Lo compruebo cuando escucho el disco de unos irlandeses de nombre “Nueva Manteca”. Estos y otros más han hecho suyos el swing que el Caribe lanzó al mundo.

programamusicamaestro@yahoo.es

 

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