Las empresas de transporte disfrazadas de sindicatos se colocan al margen de la ley desde el momento mismo en que pretenden afianzar sus cuestionables demandas de subsidio coartando  la libertad de trabajo que asiste a quienes no hacen causa común con sus cavernarios procedimientos.

Se parece mucho al terrorismo el hecho de incendiar dos autobuses con todo y pasajeros en su interior, varios de los cuales resultaron ayer con golpes y quemaduras en Santo Domingo Este.

El Gobierno, que fue elegido por las mayorías para que gobernara con todas las de la ley, no puede pasar por alto estos desmanes con vocación terrorista que los seudosindicalistas han venido repitiendo cada vez que se les antoja meter miedo para tratar de salirse con la suya.

Nadie ignora que el alza de los combustibles y los repuestos y accesorios para vehículos son una carga difícil de manejar para los auténticos choferes, que no así para sus opulentos seudolíderes.

-II-

Otra cosa que nadie ignora es que los choferes le han arrancado a los pasajeros, aumentando los pasajes a su antojo, las alzas en sus costos operacionales provocadas por la subida de combustibles y lubricantes.

Por cierto que los seudosindicalistas del transporte jamás dijeron nada cuando aumentaban los pasajes a pesar de consumir gas licuado de petróleo subsidiado especialmente para los hogares.

Acostumbrados al bocado del boa, ahora pretenden que se subsidie el costo de los pasajes a través de ellos, no directamente a través de los propios pasajeros, de los que han vivido abusando mediante el alza de pasajes y el recorte de rutas.

El Gobierno está en el deber de ponerle un alto a estos desmanes con vocación de terrorismo y hacer valer los derechos de quienes se dedican al trabajo del volante por no estar de acuerdo con estas truculencias.

El pasar por alto estos atropellos puede crear motivos suficientes para que quienes no comulguen con estas truculencias asuman su propia defensa al sentir que el Gobierno que eligieron no los defiende como debería hacerlo.