Al margen del FMI

Al margen del FMI

El Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) han estado revisando las condiciones de la economía dominicana con la meta de lograr la reanudación del acuerdo stand by que fuera interrumpido en mayo de este año por incumplimientos de la pasada administración.

Una condición previa que plantea el FMI, para mejorar las posibilidades de reanudación del acuerdo, es que el Estado dominicano se ponga al día con sus obligaciones en el exterior y que la nómina pública sea reducida a los niveles de gastos que predominaban en agosto del año 2000.

En realidad, aparte de cualquier condición que haya planteado el Fondo, el Estado está en el deber de recortar su burocracia y ajustarla a un tamaño acorde con las necesidades nacionales, particularmente las de la economía. Esto supone la eliminación de personal supernumerario en todas las áreas de la administración pública y las representaciones diplomáticas y consulares del exterior, erradicando el clientelismo que siempre se desborda cuando los partidos ganan el poder y que es responsable de cuantiosos sacrificios para las finanzas públicas.

II

En otro orden, el Gobierno está en el deber de propiciar la recuperación económica induciendo a la población al ahorro. Una demostración de que no se estimula el ahorro es que hasta el momento no existe ningún programa oficial cuya meta sea que la población economice combustibles, como forma de aligerar el peso en divisas de nuestra factura petrolera. La lógica indica que en momentos de dificultades e incertidumbre financiera y ante las alzas constantes del precio del petróleo, el ahorro de carburantes debe ser considerado una prioridad.

Las negociaciones con el FMI podrían desembocar a la firma de nuevos acuerdos, pero debemos estar preparados para condiciones mucho más drásticas que las anteriores, en razón de la serie de incumplimientos y violaciones cometidos por la administración anterior y el deterioro de la confiabilidad del país en el exterior derivada de estos incumplimientos.

El Gobierno, como administrador del Estado, no puede resignarse a que el ahorro sea la exigencia de un organismo o el resultado de la voluntad individual de cada ciudadano, sino la consecuencia de una filosofía de trabajo para sanear la endeble economía nacional.

Asunto de vida

El inicio del Mes de la Reforestación, que ha coincidido con la conmemoración del Día Interamericano y Nacional del Agua, debería movernos a reflexionar sobre la necesidad de hacer de la arborización una tarea permanente.

Si se toma en cuenta que cientos de nuestros ríos -fuentes de agua- han desaparecido en la medida en que se ha ido reduciendo el inventario de bosques, tendríamos que convenir que la siembra de árboles es un asunto de vida.

Nuestro país ha estado sometido a una intensa depredación boscosa, que nace por un lado por la falta de drasticidad en la aplicación de las normas de protección ambiental, y por el otro en virtud de las complicidades que permiten que Haití se abastezca de carbón hecho con madera dominicana. Lejos de disminuir, esta deforestación se intensifica cada vez más.

Debemos lograr que se cumplan al pie de la letra todas las regulaciones ambientales, particularmente las de protección de bosques, pero mientras eso se logra, hagamos de la arborización una tarea permanente y de todos.

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