Kenia. Hombres armados del grupo islamista radical somalí Al-Shabab atacaron un colegio universitario en el noreste de Kenia a primera hora del jueves, con estudiantes cristianos como objetivo, y mataron a al menos 15 personas e hirieron a otras 60, dijeron testigos.
Mientras las fuerzas de seguridad tenían acorralados a los pistoleros en uno de los alojamientos del colegio universitario Garissa donde podrían tener rehenes, los sobrevivientes describieron a la Associated Press una escena aterradora, donde la gente era asesinada a tiros sin piedad y las balas silbaban en el aire mientras corrían para ponerse a salvo.
Collins Wetangula, vicepresidente del sindicato de estudiantes, dijo que se estaba preparando para tomar una ducha cuando escuchó los disparos procedentes de la residencia Tana, que aloja tanto a hombres como a mujeres, a unos 150 metros (yardas) de distancia.
El campus tiene seis edificios para alojar a estudiantes agregó, apuntando que al menos 887 personas estudian en el centro. Al escuchar los disparos se encerró junto a tres compañeros en su habitación, contó. “Todo lo que podía oír eran pisadas y disparos y nadie gritaba porque pensaban que eso llevaría a los pistoleros a saber dónde estaban”, dijo Wetangula. “Los hombres armados decían `sisi ni al-Shabab’ (’Somos al-Shabab’ en suajili)”.
Cuando llegaron a su edificio pudo oír como abrían puertas y preguntaban si los que se escondían dentro eran musulmanes o cristianos. “Si eras cristiano te disparaban en el acto”, dijo. “Con cada disparó pensé que iba a morir”. Los hombres armados empezaron a disparar rápido como si hubiera un intercambio de disparos, recordó. “Lo siguiente que vi fueron personas vestidas con uniforme militar a través de la ventana de la parte de atrás de nuestras habitaciones que se identificaron como el ejército de Kenia”, dijo Wetangula. Los soldados lo llevaron, junto a unas 20 personas más, a un lugar seguro.
Un portavoz de al-Shabab dijo que el ataque en curso era obra suya. Ali Mohamud Rage dijo en un mensaje emitido por radio que combatientes del grupo estaban llevando a cabo una operación militar “pesada” dentro del campus. Fuerzas de seguridad de Kenia estaban intentando desalojar a los pistoleros de al menos un edificio donde podrían tener rehenes.
Augustine Alanga, un estudiante de 21 años, describió el pánico mientras los disparos sonaban en el exterior de su dormitorio de madrugada, cuando la mayoría de los residentes estaban dormidos.
La balacera se intensificó casi al instante, dijo a AP por teléfono. El fuerte tiroteo obligó a muchos estudiantes a permanecer en el interior mientras los que huían recibían disparos de los atacantes. Vio a al menos cinco asaltantes enmascarados y fuertemente armados, explicó. “Me estoy recuperando del dolor porque me autolesioné cuando intentaba escapar.
Iba corriendo descalzo”, dijo Alanga, que fue uno de las decenas de estudiantes que lograron escapar a través de una valla de alambre de cuchillas. A la hora en la que comenzó el ataque — las 5:30 de la madrugada — en la mezquita de la universidad se celebraba el rezo matinal y los estudiantes allí reunidos no fueron atacados, agregó. Un trabajador de la morgue de la ciudad de Garissa dijo que al menos 15 personas habían muerto y 60 resultaron heridas.
El empleado vio cómo las víctimas llegaban en ambulancia. Habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizado a hablar con la prensa. Algunos de los heridos más graves fueron trasladados por aire a la capital del país, Nairobi, dijeron autoridades.
El Centro de Operaciones del Desastres Nacionales dijo en Twitter que tres de los cuatro dormitorios fueron evacuados y que los asaltantes estaban acorralados en uno. No hubo más detalles disponibles y las Fuerzas de Defensa de Kenia rodeaban la zona, dijeron periodistas, impidiéndoles el acceso.
Estudiantes aterrorizados salían corriendo de los edificios, algunos de los muchachos sin camisa, mientras los policías que llegaban a la zona se agachaban para ponerse a cubierto. Los atacantes habían disparado a los guardas, originando una “feroz balacera” con los agentes que custodiaban los dormitorios, dijo el Servicio Nacional de Policía del país dijo en un comunicado. Wetangula estuvo entre la veintena de estudiantes rescatados por el ejército.
Un soldado les ordenó correr cuando les diese la orden y luego agacharse se lo pidiesen al llegar al exterior, dijo. “Empezamos a correr y las balas pasaban silbando sobre nuestras cabezas y los soldados nos dijeron que nos agachásemos”, recordó el estudiante, que apuntó que el soldado les dijo luego que había francotiradores de al-Shabab apostados sobre un edificio de tres plantas conocido como Elgon y que estaban intentando dispararles.
Policía y ejército rodearon los edificios y estaban tratando de asegurar la zona, explicó el agente de policía Musa Yego a la Associated Press. La semana pasada al-Shabab reclamó la autoría de un asedio mortal a un hotel de Mogadiscio en el que murieron al menos 24 personas, incluyendo seis atacantes.
El asalto duró más de 12 horas mientras las fuerzas de seguridad somalíes intentaban expulsar a los pistoleros que habían tomado el control del partes del hotel Maka-al-Mukarramah de la capital somalí. Al-Shabab también atacó el centro comercial Westgate de Nairobi en 2013, matando a docenas de personas. El norte y el este de Kenia, que limitan con Somalia, se han visto afectados por ataques atribuidos al grupo islamista radical somalí al-Shabab, vinculado a Al Qaeda. Los insurgentes prometieron venganza por el envío de soldados keniatas a Somalia.
Kenia envió tropas al país vecino en 2011 para combatir a los extremistas de al-Shabab luego de ataques transfronterizos. El mes pasado, al-Shabab dijo ser responsable de ataques en el condado de Mandera, en la frontera somalí, en los que murieron 12 personas. Cuatro de ellas fallecieron en un asalto al convoy del gobernador de la región, Ali Roba. Al-Shabab llevó a cabo ataques a gran escala en Mandera el año pasado.
Los radicales secuestraron un autobús e identificaron a 28 no musulmanes a los que obligaron a tumbarse en el suelo antes de dispararles en la cabeza. Diez días después, 36 trabajadores no musulmanes de una cantera fueron asesinados por los insurgentes. Las estadísticas policiales apuntan que 312 personas murieron en ataques de al-Shabab en Kenia entre 2012 y 2014. En ese mismo periodo, 38 personas fueron asesinadas y 149 resultaron heridas en Garissa.