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Nairobi, (EFE).- Al menos 18 personas murieron el pasado jueves en los combates ocurridos en la localidad somalí de Galkayo entre las fuerzas de seguridad y milicianos vinculados al grupo radical islámico Al Shabab, informó hoy Médicos Sin Fronteras (MSF).
MSF gestiona dos hospitales en Galkayo, ciudad a unos 700 kilómetros al norte de Mogadiscio que está dividida administrativamente entre una parte norte, dependiente de la región de Puntlandia, y una parte sur dependiente de la región de Galmudug.
«Hasta el momento se han contabilizado 18 muertos debido a los enfrentamientos», aseguró la organización en un comunicado emitido en Nairobi, al subrayar que los combates «provocaron decenas de víctimas entre la población civil».
La cifra de muertos proporcionada por MSF es algo superior a los 16 muertos que divulgaron la semana pasada algunos medios somalíes. Un total de 80 heridos han recibido tratamiento en los dos hospitales, ubicado uno en el norte y otro en el sur de la ciudad, precisó MSF, que cuenta con unos 1.400 empleados en Somalia.
«Las necesidades médicas son acuciantes entre la población local de Galkayo y los miles de desplazados que han huido de la violencia y la sequía en otras partes de Somalia durante la persistente emergencia nutricional (hambruna) que asuela al país».
Los enfrentamientos estallaron cuando la Policía buscaban a un supuesto miembro de Al Shabab, grupo vinculado a la red Al Qaeda que lucha por imponer un Estado islámico en Somalia, indicaron las fuerzas de seguridad de Puntlandia. La región de Puntlandia es fronteriza con el centro de Somalia, área controlada por Al Shabab, que a comienzos del pasado agosto abandonó sus posiciones en Mogadiscio tras varios años de guerra abierta con las tropas del Gobierno Federal de Transición somalí y la Misión de la Unión Africana para Somalia (AMISOM). Sin embargo, MSF advirtió hoy de que en la capital «la situación es extremadamente volátil y el trabaja en ciertos barrios se está viendo dificultado por brotes esporádicos de violencia».
Somalia vive una permanente guerra civil y carece de un Gobierno efectivo desde 1991, cuando fue derrocado el dictador Mohamed Siad Barré, lo que dejó al país en manos de señores de la guerra tribales, milicias islámicas y bandas de delincuentes armados. EFE
