Al Museo del Prado “la crisis le ha venido bien”

Al Museo del Prado “la crisis le ha venido bien”

Madrid. Doce años al frente del Museo del Prado, en los que el buque insignia de la cultura española ha acometido importantes proyectos como su mayor ampliación o el desarrollo de una ley propia, dan autoridad a Miguel Zugaza para considerar que, de alguna manera, “al Prado le ha venido bien la crisis».

Comenta el director del Prado en una entrevista con Efe que esta afirmación se debe contextualizar en el sentido de que “había una sobre acción del museo, un exceso de actividad derivado de la ampliación y del movimiento de cambio que ha habido.

Todo lo que hicimos tenía mucho sentido y razón de ser». La crisis y la caída “tan brutal” de la aportación publica, indica Zugaza, “obliga “a pensar en lo esencial, en cuáles son las prioridades y cuál es la misión central del museo” que debe trabajar en torno a su colección, su estudio, restauración y difusión.

“Esta cadena de valor es una apuesta muy estratégica». Ahora hay que pensar “no tanto en generar actividad como en centrar esa actividad en lo esencial que es la conservación material e intelectual de la colección”, lo que va a permitir al museo, explica, “tomar cierta distancia con ese auténtico campeonato que estábamos celebrando de exposiciones».

La planificación ha sido clave a la hora de enfrentarse a momentos de vacas flacas. “Gracias a ella -dice- ya hicimos todos los ajustes necesarios, incluido el programa de exposiciones».

Y esto permitió al museo afrontar la caída de ingresos propios y la bajada de la aportación pública en 2013, una coyuntura económica sobre la que esperan una recuperación a partir del 2015.

La aportación de los benefactores, importante pero complementaria hasta ahora, se ha convertido en clave “al suponer casi una sexta parte del presupuesto operativo del museo».

Por ello, “hay que cuidar esta colaboración” así como la que hacen los Amigos del Museo del Prado, “personas individuales que contribuyen con el museo.

El año pasado hubo un efecto protector y lo único que creció fueron los Amigos del Museo, que ya suman 27.000”, señala Zugaza.

En estas aportaciones será importante la futura Ley de Mecenazgo, aunque “no sabemos la orientación que va a tomar”, dice Zugaza, que valora su importancia pero no cree que vaya “a ser el maná». “No creo que vayan a cambiar grandes cosas.

El único mensaje que he mandado tanto al Ministerio de Hacienda como de Cultura es que en la nueva ley se reconozcan especialmente las contribuciones del ámbito privado al ámbito público, que es nuestro caso”, precisa.

Los benefactores del Prado se benefician de la misma desgravación fiscal que las fundaciones que se financian a si mismas, como Mapfre, y esto, en su opinión, “desmotiva”, ya que “es más interesante para una empresa tener su propia fundación y su imagen como marca, generando su propia actividad, en lugar de dar un dinero al Prado donde tiene que compartir esa imagen». Recordó que en épocas doradas se crearon museos, bibliotecas, instituciones, pero “bajo la estructura de lo público».

Esa especificidad, considera Zugaza, hay que reconocerla en la ley y “quien aporte a la estructura esencial de la cultura, que es publica, tiene que tener unas ventajas mayores que si lo hace libremente a una fundación con sus propios objetivos».

Siempre y cuando no se haga para financiarse, lo que para él sería “una mala decisión». Es partidario de que el Prado viaje a lugares como Australia, donde por segunda vez ha organizado una exposición, “acercando la colección a públicos que difícilmente pueden acudir al museo».

Por el contrario, no ve al Prado abriendo sucursales por otros países, como el Louvre o el Hermitage A pesar de la situación económica, el museo no ha tenido que renunciar a obras del mercado.

“Lo difícil es que al Prado le surjan grandes oportunidades de adquisición” y cuando esto ha ocurrido, como es el caso de “El vino en la fiesta de San Martín”, de Pieter Bruegel El Viejo, o de la tabla francesa del siglo XV, “La Oración en el huerto”, “se han comprado».

Como siempre ha dicho desde su nombramiento, Miguel Zugaza se irá “cuando no tenga nada que aportar al museo”, pero por el momento debe afrontar el reto actual y probar si todo lo que su equipo ha hecho hasta ahora funciona “en situación estrés».

Además, ya ha empezado a pensar en el bicentenario del Prado en 2019, “no solo en la manera de celebrarlo, sino en cómo se plantea su futuro en las próximas décadas”, aunque en ese futuro, por ahora, hay que renunciar a proyectos como la incorporación del Salón de Reinos, que supondría un coste elevado.

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