Al Presidente Leonel Fernández

Al Presidente Leonel Fernández

La República se vistió de lauros el 16 de mayo al obtener el pueblo dominicano una resonante victoria con su elección a Presidente. Triunfó la democracia, sistema que es capaz de sufrir errores, pero sigue siendo el mejor de todos los basamentos conocidos para gobernar una nación.

La campaña electoral desarrollada sin faltas que pudieran atribuírsele al candidato triunfador, el desgobierno, la desregulación y el desconocimiento a los principios fundamentales que rige el arte de gobernar y administrar un país, determinó la aplastante derrota sufrida por el candidato del partido del gobierno. Si la presente administración hubiese seguido consejos, sugerencias, recomendaciones de sectores públicos y privados, o la conducta de una sola de sus dependencias, la CAASD, como paradigma del buen quehacer de una política gubernamental, otra fuera la suerte que hubiera obtenido este en los pasados comicios, pues hubieran sido mas competidos, empero, la tozudez, el chiste, la burla cínica y la mala administración, mostraron cuales son las consecuencias de un mal gobierno.

A usted le toca el honor doctor Fernández, de iniciar el proceso de recomponer los despojos de la devastación gubernamental del cuatrienio 2000 2004. Tiene a su disposición, un ejército inmenso para respaldar sus iniciativas, las cuales no estarán exentas de errores, pues los humanos no somos ni seremos infalibles, y este está integrado por mas de 2,000,000 de votantes, que votamos en las urnas en su favor, desafiando inclemencias del tiempo, malignidad humana, más disposición inquebrantable de proteger a cualquier costo, el sufragio ejercido.

Las soluciones no son fáciles, pero no imposibles de alcanzar, basémonos en la planificación de acción inmediata, la probidad y la transparencia en el ejercicio de los actos de administración gubernamentales, la dedicación al trabajo, el uso de nuestros mejores hombres y mujeres para ejercer las responsabilidades de la administración de la cosa publica, la vigilancia y fiscalización de las actuaciones, la investigación y desarrollo permanente sobre el qué hacer en el futuro, que realizar en el presente y como enmendar las fallas del pasado, teniendo como norte, que el enemigo #1 del pueblo es la inflación y que el aliado #1 es la creación de empleos productivos, por lo que la primera obligación que se debe asumir es disminuir el costo de la vida, e iniciar también la puesta en marcha del área de la salud de la seguridad social, lo cual seria trascendental, ya que el costo de las medicinas se cuadriplicó en el cuatrienio pasado.

Los programas con sus soluciones estarán disponibles a corto, mediano y largo plazo, recordando siempre el dogma bíblico de que no hay nada nuevo bajo el sol. Usted debe cumplir con el mandato que le encomendó su pueblo y por tanto tiene la obligación de hacerlo bien, estamos seguros señor Presidente que usted tiene la capacidad y la sensibilidad, pero por favor no se deje encerrar por anillos políticos ni de amigos ad hoc, que siempre serán como los relojes de sol, que abandonan su deber cuando el ocaso del poder está llegando. Recuerde señor Presidente, que al jurar para asumir la responsabilidad de ocupar el solio presidencial, se promete solemnemente cumplir con los deberes a su cargo y si lo hiciere Dios lo premiará, y sino, se le tomará en cuenta. El ingeniero Hipólito Mejía, acaba de apurar lo peor del dogma indicado, el pueblo le tomó en cuenta su mala gestión presidencial.

Tenemos un estado enorme, cuya reducción se nos impone y los beneficios de esa disminución nos lleva a obtener inmensas utilidades, para dedicarla aun sea parcialmente en la solución del déficit cuasi fiscal, por ej.: la enajenación de los activos ocupados o no, propiedad del estado como inmuebles, negocios de toda naturaleza, etc., son una fuente de generación de liquidez tanto en numerario como en títulos negociables, que cuantitativamente no se sabe exactamente cuanto producirá, pero son miles de millones de pesos. La conservación inútil como hasta ahora de esos bienes, lo único que ha significado es un peso enorme para el presupuesto nacional, y una fuente inagotable de endeudamiento con el Banco estatal, fortaleciendo al clientelismo y la corrupción en general. Las operaciones indicadas sobre los bienes del estado bien pueden residir en el BNV conforme a su nueva Ley Orgánica.

Debemos convertimos en una sociedad dinámica generadora de empleos permanentes para nacionales y paraíso de la sana inversión extranjera, para una mejor redistribución de la riqueza, ó regresamos bajo los criterios trasnochados del marxismo de conservar los bienes gubernamentales para serlo cada día más haraganes, en perjuicio del progreso y del desarrollo.

La inversión de capital a cargo del estado debe estimular la inversión privada, la incentivación de las inversiones nuevas debe promoverse, y recordamos un viejo lema, de la propia historia de la república, donde nunca una inversión extranjera, bien administrada ha sufrido perdidas. Tenemos distintos vectores donde relanzar el país económicamente, para convertirlo en un paraíso para los inversionistas, que deseen la rentabilidad de su capital, sin riesgos ni peligros políticos.

República Dominicana sin politiquerías, ni politiqueros es la isla ideal para el progreso de todos, basta que trabajemos con reglas de juego claras, que brindemos seguridad jurídica y garantías de respeto a las reglas que ofrecemos, y con seguridad en menos de dos años tendremos un país mejor.

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