Al Qaeda secuestra ciudadano EU; también asumió la muerte de otro estadounidense

Al Qaeda secuestra ciudadano EU; también asumió la muerte de otro estadounidense

RIAD (EFE).- La organización terrorista Al Qaeda anunció ayer a través de internet que mantiene secuestrado a un ciudadano norteamericano en Arabia Saudí, que cayó en sus manos en el mismo ataque que costó la vida ayer a otro estadounidense.

Según un anuncio que figura en el portal electrónico conocido como La Voz de la Guerra Santa, se trata de Paul Marshal Johnson, un ingeniero de 49 años que se ha convertido en el primer ciudadano de su país secuestrado en el marco de la campaña terrorista contra los occidentales que residen en el reino wahabí.

«Nos reservamos el derecho de tratar a nuestros prisioneros igual que los (norte) americanos tratan a los suyos en (la prisión iraquí) Abu Ghraib y (la base norteamericana en Cuba) en Guantánamo», añade el mensaje.

«Los combatientes islámicos lograron matar en la misma operación a otro norteamericano que trabajaba en el sector militar», continúa el anuncio, en alusión al ciudadano estadounidense asesinado el sábado en Riad, cuya identidad no fue revelada.

La nueva operación terrorista se inscribe en la campaña de Al Qaeda contra la comunidad occidental residente en Arabia Saudi, que en el último mes y medio ha sufrido al menos seis ataques.

La situación más preocupante es la de los empleados en el sector petrolero y la de los asesores militares estadounidenses contratados en la formación de las fuerzas de seguridad saudíes.

Tras los atentados de hace dos semanas en la ciudad de Jobar -al este del país y donde el asesinato de 22 extranjeros de diez distintas nacionalidades disparó la espiral de violencia-, muchos expatriados han dejado de frecuentar los centros comerciales, las playas y los mercados públicos.

Algunos de ellos han adoptado sus propias medidas de seguridad, como vestirse en pantalones anchos y camisas largas para parecer pakistaníes, que al ser musulmanes no son objetivo de los terroristas, o colgar un Corán en el interior de sus vehículos.

Según testimonios recogidos por EFE, otros muchos esperarán a que concluyan sus vacaciones de verano para tomar una decisión en firme sobre su permanencia en Arabia Saudí, lo que dependerá en buena medida de lo que ocurra durante ese tiempo en el país.

«Muchos occidentales no han renovado sus contratos y varios de los que después de anteriores ataques decían que querían quedarse aquí cambiaron de opinión tras los atentados de Jobar», dijo Pamela Simmons, canadiense de cincuenta años.

Para la experta comercial francesa Lucile Pons-Van der Slikke, «el punto de inflexión» de la actitud de los extranjeros se produjo, no obstante, antes de los atentados de Jobar, y lo remonta al primero de mayo, cuando varios ataques causaron la muerte de seis occidentales en la ciudad industrial de Yanbu, en el oeste saudí.

«Antes de este día los expatriados consideraban la cadena de atentados suicidas que sacudieron Arabia Saudí como una parte del terrorismo global» dijo Slikke, antes de apuntar que «los sucesos de Yanbu, seguidos por los de Al Jobar, les han hecho comprender que la ola terrorista es especifica contra ellos».

«Han comprendido que son el blanco de una campaña dirigida solo contra los no musulmanes», agregó.

Según representantes diplomáticos, el propósito de la ola de terror emprendida por la organización de Osama Bin Laden sería aislar a Arabia Saudí -mayor exportador de crudo del mundo- de Occidente, como paso previo al derrocamiento de la familia reinante saud, tradicional enemiga del líder de Al Qaeda. EFE

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