Al rescate de los hoteles del Estado

Al rescate de los hoteles del Estado

POR MARGARITA QUIROZ
Durante el régimen de Rafael Leonidas Trujillo, este dictador ordenó la construcción de hoteles en diferentes ciudades del país con el interés de alojar turistas locales y extranjeros y, a la vez, que sirvieran de escenario para celebrar las grandes festividades sociales que los títeres de esta dictadura organizaban en honor al Jefe y su familia.

Fue así como Trujillo ordenó la construcción de hoteles en Santo Domingo, Mao Valverde, Samaná, Barahona, San Juan de la Maguana, Jimaní, Santiago Rodríguez, Santiago de los Caballeros, Constanza, El Seybo, Sabana de la Mar, Higüey, Jarabacoa y San José de las Matas.

Hoy día, casi cinco décadas después, algunos dolientes de estas infraestructuras abandonadas, patrimonio de las comunidades donde fueron construidas, se preguntan qué ha pasado con esos hoteles y qué están haciendo o han pensando hacer con ellos las autoridades de la Secretaría de Turismo.

Ante tales interrogantes, Emely Cruz de Fernández, directora general de la Corporación de Fomento de la Industria Hotelera y Desarrollo de Turismo (CORPHOTELS), explica que actualmente este organismo, dependencia de la Secretaría Turismo, inició una campaña dirigida a lograr la recuperación y puesta en operación de los hoteles propiedad del Estado con capital del sector privado, de modo que el proceso no compromete los recursos públicos.

En total son 19 hoteles, es decir, 1.277 habitaciones, propiedad del Estado dominicano: el Caoba en Mao, Valverde; Cayacoa y Cayo Levantado, en Samaná; Comercial, Frances, Nicolás de Ovando y Jaragua, en Santo Domingo; Guarocuya, en Barahona; Jimaní, en Jimaní; Maguana, en San Juan de la Maguana; Marién, en Santiago Rodríguez; Matún, en Santiago; Nueva Suiza, en Constanza, Santa Cruz, en El Seybo; Villa Suiza, en Sabana de La Mar; Naranjo, en Higüey; Montaña, en Jarabacoa y La Mansión, en San José de Las Matas.

De acuerdo a la funcionaria, este esfuerzo ya comenzó a producir resultados tangibles, los cuales han permitido el arrendamiento de cinco de esos hoteles a empresas nacionales e internacionales. El Estado, actualmente, está firmando estos contratos de arrendamiento bajo la modalidad BOT (Build Operated and Transfer), es decir, buscar inversionistas potenciales que puedan recuperar estas infraestructuras.

Por lo general, el Estado arrenda estas infraestructuras a 20 o 30 años con el propósito de que sean reacondicionadas y las pongan en operación. A la vez, con estos arrendamientos se garantiza fuente de empleo y flujo de turistas locales e internacionales.

De acuerdo al contrato de arrendamiento, estos inversionistas no pueden cambiar la fachada del hotel arrendado ni tampoco el nombre original. Sí les pueden agregar el nombre, delante o detrás de la firma o cadena arrendataria. El contrato de arrendamiento sólo incluye ampliaciones, reestructuración e instalación de mobiliario y equipos.

«Como estas infraestructuras están deterioradas, nosotros les damos a los inversionistas una gracia por un período de 24 meses para que ellos puedan recuperar su inversión, durante ese período los inversionistas no deben pagar renta», explica Cruz de Fernández.

Como bien cuenta la funcionaria, todo arrendamiento lleva consigo un contrato de inversión y un estudio de factibilidad, hecho por una compañía responsable.

Por parte de los inversionistas, el Estado les exige una fianza de garantía de fiel cumplimiento, es decir, que si no opera durante esos dos años de gracia, se le aplica una fianza. La renta a pagar se determinará en base a la inversión propuesta. Actualmente el Estado recibe mensualmente por concepto de arrendamiento RD$2 millones.

Para Cruz de Fernández, con la rehabilitación de estos hoteles se aumenta la oferta de habitaciones, se fortalece el turismo local e incrementa la actividad económica y social porque aportan nuevas fuentes de empleos y generación de recursos, lo que contribuye al combate de la pobreza.

Actualmente, los hoteles arrendados son Santa Cruz, Villa Suiza, Caoba, Cayocao y Cayo Levantado. La inversión total que recibió el Estado con el rescate y rehabilitación de estos cinco hoteles arrendados es de RD$ 1.200 millones.

Entre los que están operando figuran el Comercial, con 96 habitaciones; el Frances, 19; Nicolás de Ovando, 111; Guarocuya, 28; Jaragua, 300; Jimaní, 10; Maguana, 27; Marién, 30 y Matún, 49.

En tanto que el hotel Maguana, con 27 habitaciones; Nueva Suiza, 66; Montaña, 42; y La Mansión con 100 cabañas, están actualmente cerrados.

El hotel Naranjo, en Higüey, con 52 habitaciones, fue cedido por el Poder Ejecutivo al Instituto de Formación Turística del Caribe, a través del decreto número 240-05.

Arrendatarios
UTESA

Creco Development Corporation
Grupo Accor
José Joaquín Sánchez Hiciano
Transamerican Hotel y Casino
Osiris Cuevas
Inversiones Ecoturistas
President Tours
Grupo P&M
Direct Expert Processing Services
Dawn Properties Limited

HOTELES ARRENDADOS

Santa Cruz y Villa Suiza: estos dos hoteles fueron arrendados a la empresa Direct Expert Processing Center, un grupo de inversionistas de Las Vegas, Nevada, Estados Unidos, que iniciará sus reparaciones y ampliaciones con una inversión de RD$130 millones.

 Caoba: este hotel fue arrendado a la Universidad Tecnológica de Santiago (UTESA). Esta universidad en los próximos días comenzará los trabajos de rehabilitación y reacondicionamiento para lo que dedicará RD$27 millones. Esta infraestructura será utilizada como hotel y escuela para formar a los estudiantes de hotelería y turismo.

 Cayacoa y Cayo Levantado: la empresa Greco, afiliada a la cadena Piñero, obtuvo mediante contrato los derechos de su operación y manejo. Esta empresa inició la remodelación y ampliación con un presupuesto que supera los RD$1.000 millones. Los ejecutivos de la empresa arrendataria proyectan tener terminados los hoteles para junio.

Cuando entren en operación el Cayacoa y Cayo Levantado se adicionará, en conjunto, 494 habitaciones a la oferta hotelera en Samaná y zonas aledañas. Estos hoteles estarán destinados a captar mercados de mejor calidad y con mayor poder adquisitivo, como el norteamericano y el canadiense.

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