La pasada semana el fantasma de una crisis financiera global, similar a la de 2008-2009, se paseo por los mercados impactados por la quiebra de tres bancos norteamericanos y el salvataje de un banco global como el Credit Suisse.
El Silicon Valley Bank, banco #16, con activos por US$209 billones, su fuerte de negocios era financiar a empresas de emprendedores(startups), empresas de riesgo y a su vez recibía fuertes depósitos de ese sector, lo que no se entiende como su área de riesgo permitió una elevada exposición a instrumentos del Tesoro adquiridos cuando las tasas de interés estaban cercanas al 0%.
Para frenar la inflación la mayoría los bancos centrales han elevado su tasa de política con la finalidad de enfriar el crédito y reducir la demanda agregada, en el caso del SVB, eso obligó a sus clientes a retirar depósitos para evitar el financiamiento a tasas elevadas y esos retiros restaron liquidez al banco que se vio obligado a vender, antes de vencimiento y con pérdidas, sus títulos del tesoro por un monto cercano a los US$120 mil millones y cuando el banco intentó suplir esas pérdidas mediante la colocación de acciones, los depositantes advirtieron las dificultades y en dos días retiraron US$42 mil millones, obligando a las autoridades Suizas a intervenirlo.
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La confianza es uno de los principales activos de un banco y la intervención del SVB, a pesar de que la Reserva Federal y el Tesoro garantizaron todos los depósitos, no impidió la quiebra del Signature Bank de New York y al banco regional de California First Republic Bank.
La onda expansiva provocó perdidas en la valoración de acciones de bancos pequeños y medianos de los EEUU e incluso se trasladó a la UE donde las acciones de la mayoría de los bancos experimentaron perdidas; lo que nadie pudo imaginar es que simultáneamente con estas quiebras surgieran las dificultades de un banco como el Credit Suisse.
Fundado hace 167 años estaba dentro de los 40 bancos globales, en término de activos, y si bien el aumento de las tasas de interés les afecto, sus problemas venían de atrás, por ejemplo en 2014 fueron multados con US$2,200 millones por los EEUU por facilitar evasión impositiva a clientes de ese país y en 2021 perdieron US$5,500 millones por la quiebra de Archegos Capital en NY; la negativa del Banco Nacional Saudí, principal accionista de CS, de invertir recursos frescos provocó la caída en bolsa de un 30% en el valor de sus acciones en un solo día.
Para evitar un contagio sistémico la Reserva Federal puso a disposición del SVB y otros bancos la suma de US$300 mil millones, a pesar de una política monetaria restrictiva, y el Banco Nacional Suizo aportará hasta US$100 mil millones para facilitar el acuerdo de compra por parte del gigante UBS. Credit Suisse era “too big to fail” y podía provocar un tsunami financiero global.
Las réplicas del terremoto financiero continuarán, el público y los inversores seguirán retirando sus fondos de los bancos medianos y regionales para colocarlos en bancos grandes, esto provocará una contracción del crédito que afectará las empresas de emprendedores y el consumo, mientras se reforzaran las regulaciones y la supervisión. Todo lo anterior apunta a una mayor desaceleración de la economía norteamericana y la Unión Europea.