Alain Rouquié mira  positivamente a AL

Alain Rouquié mira  positivamente a AL

Francia, es cuna de pensadores, intelectuales y escritores investigadores de la realidad geopolítica, social y cultural de diferentes continentes. En los últimos años hemos tenido en República Dominicana, la visita de algunos intelectuales contemporáneos, sobre todo, los estudiosos de la realidad geopolítica mundial, en especial de Latinoamérica, entre los que destacamos, al profesor Alain Tourine, y en este momento a Alain Rouquié, licenciado en letras y sociología y doctor en Ciencias Políticas, profesor universitario, politólogo y latinoamericanista. Durante unos años fue diplomático, representando al Estado francés en México, Brasil, El Salvador y Etiopía.

Nacido en Millau, pequeña ciudad del Aveyron, una región rural del sur de Francia, en 1939, en el seno de una familia dedicada a la fabricación de guantes, Alain Rouquié es autor, entre otros libros, de El Estado militar en América Latina, La tentación autoritaria, Guerra y paz en América Central, Introducción al Extremo Occidente y Brasil en el siglo XXI. Desde el 2003 dirige además la Casa de América Latina de París.

El interés de Alain Rouquié por Latinoamérica empezó en la adolescencia con la fascinación que le provocaban las historias que contaban algunos amigos de su familia sobre el Nuevo Mundo y el contacto temprano que tuvo en España con la lengua castellana y con estudiantes latinoamericanos. Al concluir sus estudios en Ciencias Políticas, aprovechó una beca para ir a Argentina, país en donde se estudiaba mucho la teoría del desarrollo y se preparaba a la vista de todo el mundo el golpe de Estado que llevaría al poder al general Onganía. “Me interesaba comparar América Latina con Europa, con Francia. El exotismo nunca me gustó. Me había fascinado Sobre héroes y tumbas de Sábato y también la obra de Borges. Para mí Argentina era un paisaje imaginario”, precisa Alain Rouquié.

En 1981 el investigador en Ciencias Políticas hizo un paréntesis en su carrera universitaria e ingresó al mundo de la diplomacia. “Yo pensaba con mucha ingenuidad y un poco de inmodestia que el capital que había acumulado como investigador y académico podía servirme, que tal vez iba a poner en práctica lo que había aprendido. Pero me di cuenta de que distaba mucho de ser así la vida diplomática».

El señor Rouquié nos visita, gracias a una invitación canalizada por la Fundación Global Economía y Desarrollo –FUNGLODE- dentro del esquema de actividades de cátedras magistrales, que viene aportando desde su incorporación, y en el caso específico del profesor Rouquié, por una iniciativa del Centro de Estudios de Civilización Francesa y de la Francofonía, adscrito a la citada Fundación, y al apoyo de las Embajadas Dominicana en París, y la de Francia en Santo Domingo.

El pasado lunes 12 de octubre, en el Auditorio de Funglode, el intelectual francés Alain Rouquié, actual presidente de la Casa de América Latina (Maison de l’ Amerique Latine) de París, ofreció la conferencia “América Latina frente y después de la crisis”, en la que planteó sus tesis sobre el continente latinoamericano, señalando que en los últimos años presenta una fisonomía  muy diferente de aquella a la que estábamos acostumbrados.

“El futuro de América Latina empezando por la democratización, nos ha sorprendido a todos.

Hasta tal punto, que el peligro militar, acechando durante tantos años como una espada de Damócles, parece desaparecer”.

Comentó que la consolidación y la generalización de la democracia son  las características que apuntan en la América Latina de hoy. La democracia parece en vía de enraizarse o arraigarse, hasta en los países que no tenían ninguna experiencia de ella, como Nicaragua y/o El Salvador.

Esto no significa solamente elecciones reguladas, sino también, el respeto de los derechos humanos, el respeto de las minorías así como el desarrollo de las libertades.

Otros países que parecían dedicados a la inestabilidad y a las dictaduras recurrentes, como Argentina, recién han celebrado un cuarto de siglo de democracia.

Por encima de las crisis políticas y económicas extremadamente graves, Argentina rebasó el reto de tres alternancias electorales, sin tener que enfrentar “salvadores” en uniforme. De igual manera Brasil acaba de vivir veintidós años de régimen democrático continuo, lo que significa que la democracia ha durado  allá más tiempo que el régimen militar (1964/1985).

Fue enfático en afirmar al público asistente que no es ni tiene formación como economista, y hasta fue crítico de estos profesionales que se la pasan pontificando y ofreciendo recetas, pero como “adivinadores”, a veces sus recomendaciones o formulas tienen resultados y en la mayoría de las ocasiones no tienen ninguno.

Todo esto con ejemplos muy concretos, y examinando a fondo la actual crisis económica mundial y los nuevos paradigmas que tendremos que estudiar.

Considera que es un buen momento de transformaciones y prosperidad para América Latina, porque se consolida la democracia, donde en los últimos años las condiciones internacionales han sido favorables “porque era impensable que con la crisis bancaria norteamericana se quedaran de pie las pequeñas economías latinoamericanas, además de las alzas del petróleo, lo que han descendidos las remesas, etc”.  A grandes rasgos, porque todo esto es muy profundo y es un atrevimiento plantearlo en dos o tres cuartillas, pero, hay que destacar la fuerte demanda de los países asiáticos, en especial, de China.

No queremos concluir sin destacar algo que el señor Rouquié no deja de expresar en sus conferencias y en su libro “Le Brésil au XXI (Naissance d’ un noveau grand), publicado en el 2006 en París por Fayard, en los que señala que al América Latina mantener un ritmo de crecimiento, se ahondan las desigualdades y más aún, el crecimiento globalizado. Perspectivas tecnológicas aparecen, lo que permite que algunos se beneficien de la mundialización y otros no, de hecho, la distancia entre unos y otros es más importante que antes. Esta dimensión económica permite percibir que América Latina se está diferenciando. Asistimos a una restructuración del espacio regional. Vemos, en efecto, dibujarse dos conjuntos geopolíticos relativamente coherentes: una América Latina del Norte gira hacia Estados Unidos por el comercio, sus conversiones y sus referencias culturales. Esta relación vertical ha sido institucionalizada por acuerdos de libre intercambio  con Washington: Alena para México –en inglés, NAFTA (North America Free Trade Agreement) y el DR-CAFTA (Dominican Republic, Centra America Free Trade Agreement) por América Central, ampliada a República Dominicana.

Pero, concluye que América Latina no es prioridad en la actual agenda de los Estados Unidos de Norteamérica, ya que esta está totalmente enrolado en Medio Oriente, por lo que observamos que ciertos números de Estados de la región han logrado sin temor decisiones de política extranjera contrarias a los “intereses” americanos.

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