Alan García, dos veces presidente del Perú (l985-90 y 2006-l0), sucumbió el l7 del presente mes, suicidándose, cuando la Policía peruana intentó apresarlo en su residencia limeña, y con el suicidio, se autoincriminaba, acusado de corrupción, vinculado al tsumani Odebretch.
La base acusatoria contra el expresidente García los fiscales limeños la argumentaron por una cuenta de cinco millones de dólares detectada al exsecretario presidencial, Luis Nava, mientras el dos veces gobernante se jactaba de no poseer una cuenta bancaria, aunque adquirió un apartamento en París, otro en Madrid, y una mansión limeña por US$800 mil.
No obstante adquirir esos inmuebles y la cuenta bancaria de su exsecretario, García enfatizaba no tener por costumbre usar el gobierno para enriquecerse y no haber nacido para robar, los fiscales interpretaron diferente, ordenando su captura.
Las sospechas de los fiscales, concernientes al proceder de García con los recursos del contribuyente, iniciaron desde su primer mandato, que prosiguieron en el segundo, hasta reunir pruebas contundentes.
La construcción de la línea l del metro limeño, concesionado a Odebretch en el marco de sobornos que la constructora brasileña corruptora de gobernantes, pagó idéntico a otros países latinoamericanos, contradijo la transparencia que García propalaba y se ufanaba.
La constructora brasileña Odebretch implementó un censurable método de construir grandes obras en países latinoamericanos con el soporte deleznable del soborno a gobernantes, expulsando del poder a Luis Inacio Lula Silva, Dilma Rousseff y Michel Temer, de Brasil; Ollanta Humala, Alejandro Toledo, Pedro Pablo Kuczynski y Alan García, del Perú, y Ricardo Martiinelli, de Panamá.
Odebretch ha construido megas infraestructuras en RD, y la interrogante es si los dos principales actores criollos de Odebretch saldrán al final ilesos, o si por contrario, marcaría el final del PLD en el poder.