Alas # 31; La reconciliación con lo que es

Alas # 31; La reconciliación con lo que es

La creación se manifiesta por la unión de lo masculino con lo femenino. La energía que se conjuga entre ambos da paso a una tercera fuerza, que es la combinación de los dos, y a la vez es distinta. Todos los hijos surgimos de la unión de nuestros padres. Pero, ¿Qué ocurre cuando el hijo cree que puede separarse de ellos?

La mayoría de las dificultades que enfrentamos, suelen ser el resultado de no tomar la energía del padre, de la madre, o de ambos. Al no usar la energía de los progenitores, o hacerlo de forma incompleta, no tenemos el poder ni la fuerza para impactar en nuestra realidad, ni para que ella nos responda. ¡Es imposible hacerlo si no estamos completos!

Si combinamos un jugo de naranja con un jugo de zanahoria, juntos dan origen a un jugo nuevo, que aunque tiene de ambos, es especial en sí mismo. Lo que no sucede es que alguien diga: okey, dame el jugo pero sácale el sabor a zanahoria porque no me gusta. ¡El resultado es irreversible!, si no tomamos una parte, no tomamos ninguna.

Cuando el hijo rechaza, culpa, enjuicia o tiene miedo de sus padres, en realidad se está odiando a sí mismo, ya que jamás podrá separar a sus padres de su carne. Todo lo que rechazamos, tememos, enjuiciamos, o criticamos de nuestros padres, será atraído indefectiblemente en las personas significativas de nuestro mundo, especialmente, la pareja.

La energía tiende a complementarse. De este modo, cada persona atrae la energía que tiene en defecto, a fin de tomar conciencia de sus carencias y encontrar el equilibrio.  Connie Méndez recomienda la sintonía con el latido universal como un remedio cúralo todo.

Para ella, nuestra única tarea es renunciar a la ilusión de hacer las cosas por nuestra voluntad, y así como el niño pequeño se reconcilia con su padre/madre aunque no esté de acuerdo con sus normas porque sabe que sin él/ella está en riesgo de muerte, debemos retornar con humildad a nuestro Padre.

Connie nos recomienda decir en voz alta: «Padre nuestro, te invito a que entres en acción en mi vida (3 veces). Gracias Abba que me has oído». Luego, de esto renunciamos definitivamente a ocuparnos de la situación difícil -o dolorosa- que nos perturbaba. Se recomienda “tomar” el remedio cúralo todo tres veces al día.

Hoy lo hice y el resultado ha sido maravilloso.

 

 

 

 

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