Somos diferentes y estamos del mismo lado

Somos diferentes y estamos del mismo lado

…Si yo hablase lenguas humanas y angélicas, y no tengo amor, vengo a ser como metal que resuena, o címbalo que retiñe…
Corintios 1, Capitulo 13

Durante muchos años, el tema de las relaciones de pareja fue el motivo principal de mi búsqueda espiritual. Encontrar un sentido para lo que vivía me llevó a visitar curas, astrólogos, terapeutas, gurús, sacerdotes brahmanes, sanadores, místicos, monjes, sadhus, y otras personas por el estilo. Hice rituales, recé, me re-programé, visualicé, construí mapas de éxito, ofrecí promesas, diseñé afirmaciones, y muchas otras cosas.

Un curso de milagros dice que en el fondo, el camino espiritual es un viaje sin distancias. Pasaron más de una docena de años, antes de que me diera cuenta que el amor está más cerca que nuestra respiración. Para cualquiera de nosotros, darnos cuenta que el camino espiritual es el regreso al amor, es una comprensión impresionante. Es un camino sin distancia.

Para tener éxito en cualquier actividad de nuestra vida, tenemos que entender de qué se trata la actividad. Para comprender el funcionamiento natural de la pareja debemos saber cuál es el funcionamiento natural del hombre, y la mujer. Los antiguos kabalistas decían que en una pareja verdadera, los miembros no solo se iluminan mutuamente, sino que irradian luz para iluminar a los demás con su amor.

Así, dos personas con distintas visiones, creencias y clanes, se hacen Uno en armonía para beneficio de los dos, y beneficio de los demás. La kabbalah explica que en toda relación están presentes la energía masculina y la femenina, y que esto aplica a todas las relaciones.

La energía masculina es un conducto o canal cuya función es traer energía y luz a la creación. De ahí, el trabajo de lo masculino es traerleenergía a la relación, proveer prosperidad, y hacer que las cosas pasen. En este sentido, traer energía significa estar, dirigir, guiar, enfocar, dar, entre otras. El trabajo de lo femenino es hacer que lo masculino se afiance en su fuerza. Esto se logra cuando se respeta su autoridad, se le deja proveer, tomar decisiones, etc.

Mi visión se aclaró de manera sustancial cuando leí “Las leyes espirituales de las relaciones” de Yehuda Berg. Él explica queen la kabbalah la mujer es como la tierra, por tanto sirve como vasija. La tierra recibe la semilla, y regresa multiplicado el grano que recibe. En una pareja, la mujer toma la energía que trae el hombre y la administra de forma eficiente, haciendo crecer y producir lo recibido.

Solo después de muchos tropiezos, llegue a comprender que la mujer es la “gerente” de la relación y el hombre es el “dueño”. Antes, tuve que trabajar mucho en el cambio de paradigmas que me impedían ocupar mi lugar cono mujer. Hasta que no cambiamos la forma de pensar, la realidad es una repetición. Solo creamos algo nuevo cuando hemos mutado la forma de interpretar.

Es como la puerta nueve y tres cuartos que Harry Potter debe tomar en la estación de tren. Solo quien mantiene la mente abierta para lo nuevo, como  los niños,podrán encontrar esa puerta. Quien ha aprendido lo que la familia y la cultura le ha enseñado lo desestimará pensando “no existe una puerta nueve y tres cuartos”, y para que se abra esa puerta, es imprescindible creer que está ahí.

¿Puede una mujer entender a un hombre, cuando ella misma no entiende de qué se trata ser mujer? Yehuda explica que el hombre es el canal por el que llega la luz. El hombre que está en su lugar, se siente a gusto cuando es como Dios, omnisciente, omnipotente, omnipresente. Su pensar es; lo sé todo, lo hago todo, lo doy todo, y lo soluciono todo.

El hombre necesita que su mujer lo respete, cuide sus leyes y lo admire. Si la mujer no lo respeta, admira y aprecia el hombre no se siente hombre. Eso es todo.¿Cómo se siente el hombre cuando su mujer “resuelve todo”? ¡Castrado!. En el momento en que una mujer decide, busca, hace, soluciona, etc, manda el mensaje a su hombre de “soy más fuerte, más grande y más poderosa que tu”.

La relación deja de ser entre iguales (pareja), para ser de jerarquía (madre-hijo). El efecto lo vemos en la realidad que vivimos hoy día, un incremento de hombres con energía femenina (pasivos), hombres con energía de niños (irresponsables, desentendidos, sin compromiso, egoístas), y hombres no disponibles (al servicio de la madre, hermana, esposa, hijos, trabajo, etc)

En cambio, la mujer necesita que le den energía, que la cuiden, la provean, la defiendan, que se preocupen por ella, la atiendan, la llamen, le digan cosas…el Zohar dice que la conexión espiritual de la mujer es por el oído. Las mujeres necesitamos escuchar cosas hermosas. Enrique Jardiel Poncela dice: “El amor es un punto de acuerdo entre un hombre y una mujer que están en desacuerdo en todo lo demás”.

Emerson Eggerichs dice en su libro “Amor y respeto” que el lenguaje de la mujer es el amor y el lenguaje del hombre es el respeto. Para él, los problemas de pareja se relacionan con la falta de entendimiento del lenguaje del “otro”. De un modo sencillo y didáctico, en el libro el Dr. Eggerichs muestra un claro sistema para entender los códigos en que se expresan los géneros.Lo que la mujer dice es incomprensible para el hombre, y viceversa.

El resentimiento, rabia, impotencia y dolor que terminan socavando la relación, está íntimamente relacionado a la mala comunicación. La mayoría de las veces, no tenemos los recursos que nos permitan descifrar adecuadamente el mensaje que se nos ha enviado. Cuando una mujer dice: “no tengo nada que ponerme”, quiere decir que no tiene nada nuevo para lucir. En cambio, cuando un hombre dice: “no tengo nada que ponerme”, quiere decir que no tiene ropa limpia. Vemos las cosas desde el punto de vista que nos permite nuestras necesidades y percepciones. Este es un ejemplo simple, pero funciona igual para temas más complejos.

Para cualquiera de nosotros, la satisfacción de una necesidad es como el oxígeno que respiramos; ¡imprescindible!. Cuando alguien no mira nuestras necesidades, nos sentimos igual de amenazados que si nos taparan la nariz ¿No te sacudirías, defenderías y atacarías con todo lo que tuvieras a tu alcance? Lo mismo pasa en la pareja, y es claro que la supervivencia está por encima del amor.

Continuará…

* La autora es facilitadora de programas de desarrollo personal
http:/kpereyra.blogspot.com/

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