Alas; diario de una libélula peregrina
Un sitio sagrado

Alas; diario de una libélula peregrina<BR>Un sitio sagrado

Cuando cruzamos el umbral de casa,
tendríamos que ser capaces de dejar fuera las tensiones
 y fatigas del mundo exterior.
El hogar debe proporcionarnos un santuario para el alma
y un refugio para los sentidos.
Jane Alexander.

Sagrado se deriva de una raíz que significa entero, completo, conectado. Así, cuando algo essagrado equivale a decirque nos completa, o nos hace enteros. Tener un espacio sagrado es una necesidad del alma. Lo mismo da que sea una iglesia, la casa, un templo, la playa, o la plaza España.

Aunque el diccionario dice que sagrado es algo bendito, sacro o santificado, el alma lo traduce de un modo simple a algo que tiene encanto, que nos da felicidad, que nos conecta con el gozo, o nos muestra la magia y el milagro. La religiosidad hace que la palabra “sagrado” se asocie con santidad, devoción, virtud y piedad, lo que deja a muchos fuera de su alcance. ¡Se asustan!

Mi casa es mi lugar sagrado. En ella me siento ser quien soy, me muestro sin pudor. Hace unos dias, estuve oyendo una entrevista a Denise Lynn, una reputada escritora con más de 16 best-seller entre los que se encuentran “Espacio Sagrado” y “Feng Shui para el alma”. Para Denise, el hogar puede ser un espacio tóxico donde enfermamos, o un lugar sagrado en donde nos conectamos con lo divino. La diferencia la hace la manera en que lo miramos, y nos relacionamos con él.

Su viaje personal inició tras una experiencia cercana a la muerte a los 17 años. Su búsqueda la llevó a explorar las tradiciones curativas de diversas culturas, incluyendo las de sus propios antepasados ??cherokees, los aborígenes australianos, los kahuna hawaianos, los zulúes en Bophuthatswana, los maoríes de Nueva Zelanda. De ellos aprendió hermosas prácticas para transformar nuestra mirada, y mirar lo sagrado en lo cotidiano.

Creo que el cuidado que le damos a nuestra casa es una delicada expresión de nuestra autoestima, y el grado de satisfacción que el alma expresa hacia la vida.El reputado arquitecto y escritor Anthony Lawlor dice en su libro “Un hogar para el alma: guía para vivir con espíritu e imaginación”, que el paraíso que buscamos está al alcance de la mano, entre los armarios de la cocina, y el closet de la habitación. Y añade, con ojos para verlo, podemos recuperar en nuestro hogar el lugar sagrado que el alma desea.

Para mí, es más que claro que la religión y la satisfacción del alma no son sinónimas. Hay quienes miran el lugar sagrado en el templo de su iglesia, y hay otros que encuentran la paz en el sillón junto a la ventana de su sala.Unos pocos, tienen el privilegio de ver todo el planeta como un lugar sagrado. Lo interesante es que no vemos las cosas como son, sino como somos nosotros. En el budismo zen, se hace mucho énfasis en ver todo como algo sagrado, especialmente, los espacios que habitamos.

Alejandro Jodorowsky le indicó a una persona, que tenía temor de mudarse de la ciudad donde vivía, que perfumara la suela de sus zapatos y saliera a caminar. De este modo, sentiría el balance al dejar algo bueno en la tierra que quería, pero que iba a dejar.

En la época de la recesión de los bienes raíces, la inmobiliaria más grande de Manhattan, Corcoran Group, tomó un listado de las propiedades que llevaban más de 6 meses promoviéndose sin éxito, contrató a una persona para que las limpiara energéticamente y las bendijeran, y ¡la gente las compraba!

Un espacio sano genera sentimientos de seguridad. Las personas compran basándose en cómo se sienten en un lugar. La noticia apareció en el The New York Times, y fue replicada en otros estados. El otro día, vi un programa de televisión en el que entrevistaban a asesores inmobiliarios, y comentaron que en la Florida las compañíasestán contratando “spiritual housekeeping”, para liberar el dolor presente en las casas reposeidas por los bancos.

En su libro “El cuidado del hogar”, Marilynne Robinson dice que las abuelas y bisabuelas eran sacerdotisas, sabían que el hogar es un espacio sagrado.Propone la harina de maíz, la sal, los cereales, la cerveza, la miel, la cera de abejas, el aceite de linaza, la leche, el romero, el eucalipto, el agua de rosas, la albahaca y los aceites de limón, naranja y mandarina para hacer las limpiezas del espacio. Para ella, los objetos de la casa tienen vida, por lo que recomienda presentar los unos con los otros, provocar nuevas y originales combinaciones, y buscar compañía para los desparejados.

¿Tu casa dice quién eres?, ¿te refleja?, ¿te completa?, ¿te trae felicidad? ¿Es un espacio sagrado?

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