ALAS
Una historia para contar; el viaje del héroe

<P><STRONG>ALAS <BR>Una historia para contar; el viaje del héroe</STRONG></P>

«No tengo miedo,
nací para hacer esto»
.

Juana de Arco.

En algún momento, el corazón de cada uno de nosotros recibirá un llamado a la aventura. Cuando ese tiempo llega, somos vestidos de un desconocido valor que nos lleva a abandonar el territorio conocido, para iniciar lo que Joseph Campbell llamó “El viaje del héroe”, la historia más antigua del mundo.

Este viaje es arquetípico e iniciático, y está presente en la mayoría de las tradiciones culturales y religiosas del mundo, mostrando que el deseo más profundo del ser humano es, retornar a la fuente que le dio origen. En mi caso, salí en búsqueda de mi tesoro a los 28 años. Por aquel tiempo, estaba muy lejos de saber que toda historia de amor, muestra la relación que tenemos con Dios.

Desde el punto de vista iniciático, el viaje del héroe es el recorrido necesario para llegar a la integración. Cada “no” que tenemos en nuestras vidas, esconde una lección vital por realizar. La vida asiente a todo y a todos, de modo que cuando hacemos oposición, resistencia, negación o lucha, a alguien o a algo, nos separamos de la fuente que sostiene a la creación, y sufrimos.

La maduración evolutiva es una especie de espiral ascendente, una secuencia de círculos que van en aumento. El dolor es inevitable, es el indicador de que “algo” está creciendo. En la vida física, la materia debe someterse a una gran presión para aumentar sus límites. El dolor de las encías hinchadas del bebé, anuncia la dentición que le permitirá ingerir alimentos sólidos.

En la adolescencia, los sustanciales cambios del cuerpo aumentan nuestra voracidad. En el momento que el cuerpo se prepara para un cambio importante, comemos menos para facilitar el proceso. Por ejemplo, en una enfermedad, un duelo, o un cambio de país.

Hay un principio hermético que dice: “Como es arriba, es abajo”. La vida física es un reflejo de la vida espiritual. Cuando estamos en una vuelta de la espiral en donde el alma demanda un aumento de conciencia o crecimiento, nos duele. Así, el viaje del héroe suele arrancar a partir del dolor que experimentamos desde los arquetipos del niño huérfano, el niño herido, la víctima, el mártir o el vagabundo.

El proceso iniciático o de transformación ocurre a medida que los acontecimientos nos lanzan a un encuentro con la sombra, las partes no vistas o no aceptadas de nosotros mismos. Cuando el rechazo es muy grande, descendemos al infierno, para enfrentar la oscuridad, por medio de la proyección de nuestra sombra en otros.

La fuerza que nos lanza a la búsqueda de recursos para vencer a los “antagonistas”, nos llega por vía del dolor que nos genera la relación con los padres, la pareja, el jefe u otra relación importante. Si no hay algo o alguien a quien vencer, no surge el héroe.

En el proceso, también aparecerán “aliados” que aportan señales para resolver el desafío. En diversas etapas irán emergiendo los arquetipos del guerrero, el niño mágico, el niño divino, y el mago. Al final del viaje, la persona experimenta el surgimiento del amante, quien finalmente logra realizar la unión con el/la amado (o).

Cada persona representa el rostro de Dios. Cada relación nos muestra si vemos a Dios como una fuerza a la que debemos “vencer”, o una fuerza a la que debemos “rendirnos”. De los 28 a los 40 años, mi viaje fue de lucha. Me resistí tenazmente al estirón que me invitaba a dejar el sufrimiento. Finalmente, interpreté las señales.

Para que el héroe pueda verse como tal, debe regresar y mostrar a otros su hazaña. Recorrí tantas veces el mismo tramo del camino, que me he convertido en una especie de “guía” para los que hacen su viaje. En muchas ocasiones, también soy una especie de “partera” de héroes. Cada día,  llegan a mi consulta personas que sufren “malestares”, a las que debo anunciar que una nueva fuerza está en gestación, y que sus desconocidas molestias son propias del proceso.

A través de los encuentros, acompaño al cliente para que disfrute la bendición de su gestación. También le proporciono la información que necesita, para vivir con conciencia el desarrollo de su embarazo, manejar los dolores de parto con valentía, y colaborar con el proceso hasta el nacimiento del héroe.

Al ser una espiral, el viaje del héroe seproduce muchas veces a lo largo de nuestras vidas. Cada etapa tiene una lección importante que entregar, y a la vez, nos enfrenta con situaciones vividas en etapas previas, a fin de que podamos reaprender las lecciones en nuevos niveles de conciencia, o de un modo más exquisito. Juana de arco pudo cambiar el curso de una guerra antes de sus 18 años porque asintió al llamado del héroe.

El amante es un “maestro” del amor. La bendición más grande es poder entregar completamente el corazón. Jesús dijo: “Este es mi mandamiento: Que se amen unos a otros como yo los he amado. El amor más grande que uno puede tener es dar la vida por sus amigos. Ustedes son mis amigos, si hacen lo que yo les mando. Juan 15, 12-14.

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